Mala mujer, a pesar tuyo sé lo que le dijiste, y tengo que saber quién es el cura de quien estás tan enamorada y que contigo se acuesta todas las noches por sus ensalmos, o te cortaré las venas. La mujer dijo que no era verdad que estuviera enamorada de un cura. -¿Cómo? -dijo el celoso-. ¿No le dijiste esto y esto al cura que te confesó? La mujer dijo: -No que te lo hubiera contado sino que hubieras estado presente parece; pero sí que se lo dije. -Pues dime -dijo el celoso-, quién es ese cura y pronto. La mujer se echó a reír y dijo: -Me agrada mucho cuando a un hombre sabio lo lleva una mujer simple como se lleva a un borrego por los cuernos al matadero; aunque tú no eres sabio ni lo fuiste desde aquel momento en que dejaste entrar en el pecho al maligno espíri
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