NARRACIÓN OCTAVA Uno siente celos de la mujer, y ella, atándose una cuerda a un dedo por la noche, siente llegar a su amante, el marido se da cuenta, y, mientras persigue al amante, la mujer pone en el lugar suyo en la cama a otra mujer, a quien el marido pega y corta las trenzas, y luego va a buscar a sus hermanos; los cuales, encontrando que aquello no era verdad, le injurian. Extrañamente maliciosa parecía a todos que doña Beatriz había sido al burlarse de su marido y todos afirmaban que el miedo de Aniquino debía de haber sido muy grande cuando, sujetándolo fuertemente la señora, la oyó decir que él le había requerido de amores. Pero luego de que el rey vio callarse a Filomena, volviéndose hacia Neifile, dijo: -Decid vos. La cual, sonriendo primero un poco, comenzó: -Hermosas señoras, gran peso me incumbe si quiero co
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ResponderEliminarLa tercera narración de la jornada séptima del Decamerón la cuenta Elisa por orden del rey.
ResponderEliminarComienza describiendo a Rinaldo, un joven de buena familia enamorado de su vecina, doña Inés, la cual está embarazada. Para encontrar una forma de hablar con ella, decide ganarse la confianza de su esposo y de esa manera, volverse padrino del niño. Inés conoce sus verdaderas intenciones pero lo rechaza, y Rinaldo se hace fraile. Se critica entonces a los de su condición por llevar una vida de lujos. Rinaldo comienza a hablar con doña Inés y la convence de que es su deber yacer con ella, por ser padrino de su hijo. En uno de sus encuentros, llega el marido y deciden entonces contarle que ambos se encuentran allí debido a que su hijo estaba enfermo y Fray Rinaldo estaba socorriéndolo, mientras su compañero oraba en el más alto lugar de la casa. El marido cree todo, y en recompensa, cena con ellos dulces y buen vino.
Elissa relata el tercer cuento de la Séptima Jornada del Decamerón por orden del rey. Este comienza en la ciudad de Siena, Italia. El protagonista se llama Rinaldo y está enamorado completamente de una vecina suya, Doña Agnesa, esposa de un hombre rico. Rinaldo se hizo amigo del marido para así mostrar su amor a la señora, pero esta no mostró interés alguno, aunque tampoco le disgustó la noticia. El protagonista se hizo fraile y comenzó a mejorar su apariencia, y tras haber estado un tiempo olvidado de su amor, lo retomó volviendo a visitar a la señora. Esta, que lo vio con mejor aspecto comenzó a sentirse atraída por él, que pecó al tomar la decisión de tener encuentros con ella. En uno de sus encuentros, Doña Agnesa se dio cuenta de que su marido se encontraba en la casa y se le ocurrió hacerle creer que estaban conjurando las lombrices a su hijo (ahijado de fray Rinaldo). Finalmente, el marido cree la historia al ver que su hijo corría hacia él muy contento. Celebraron el supuesto conjuro y antes de marcharse encomendó a Dios a la familia, siendo el marido de Doña Agnesa un completo ingenuo.
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ResponderEliminarEl tercer cuento de la Séptima Jornada lo cuenta Elissa.
ResponderEliminarEl relato comienza con un fraile que se enamora de una mujer que está casada y preñada,llamada doña Agnesa.
Para poder acceder a hablar con ella sin levantar sospechas decide ser el compadre del niño.
Pero después se mete a fraile, y durante ese tiempo, se olvida de sus deseos hacia doña Agnesa, y mejora su vestimenta y físico.
Después de un tiempo, vuelve a hablar con más frecuencia con Doña Agnesa, a la que le confiesa sus deseos y lía con sus palabras diciéndole que Dios a perdonado pecados mayores.
Doña Agnesa, le cree y con ello, se ven más frecuentemente.
Sin embrago, un día llega a la casa el marido y al tocar a la puerta, sale doña Agnesa y le dice que el fraile está aquí porque le ha salvado la vida a su hijo, que se había desmayado y tenía lombrices dentro.
Con esta distracción, al fraile le da tiempo a vestirse y al salir, el niño corre hacía su padre lleno de alegría.
El marido se cree toda la historia y decide agradecérselo con una cena con dulces y vinos
El cuento III de la jornada séptima es relatado por Elissa por orden del rey.
ResponderEliminarRinaldo un joven apuesto y de honorable familia se enamora de Doña Agnesa, mujer casada con un hombre rico. Rinaldo para poder hablar con ella sin levantar ninguna sospecha, traba una gran amistad con su esposo, hasta convertirse en su compadre.
Más tarde, Rinaldo se hizo fraile, pero esto no supuso ningún impedimento para ambos ya que mantuvieron relaciones en repetidas ocasiones. En una de estas fueron sorprendidos por su marido, pero éste ignorante cree que su hijo tenía lombrices y que el Fray Rinaldo se encontraba en la alcoba con ella para conjurarlas, que fue lo que ingenió su mujer para que no fueran descubiertos.El marido al creerlo todo y como agradecimiento cena con ellos dulces y buen vino.
El tercer cuento de la séptima jornada del Decamerón es relatado por Elisa ya que el rey se lo ordena. En este cuento se habla de Rinaldo un joven de Siena, de buena familia y galante, que está enamorado de su vecina, Doña Agnesa, una hermosa mujer que está casada con un hombre rico. Para Rinaldo poder conseguir lo que deseaba decidió convertirse en su compadre acercándose al marido ganandose su confianza. Cuando lo consiguió le declaró a Doña Agnesa con palabras lo que hasta entonces había sugerido con miradas. Poco después Rinaldo se hizo fraile y se alejó del amor que sentía por su vecina, pero tiempo más tarde esos deseos volvieron y retomaron la relación que mantenían. En una de esas veces que estuvieron juntos Doña Agnesa se dio cuenta de que su marido estaba en la casa, y tuvo que inventarse una excusa para que su esposo no los descubriese. La ingenuidad del marido hizo que Fray Rinaldo y Doña Agnesa no fuesen descubiertos y encima celebraron con dulces y buen vino el motivo de la falsa excusa.
ResponderEliminarRinaldo, joven apuesto y de buena familia, ama a su vecina, doña Agnesa, casada con un hombre rico y espera conseguir todo de ella, para esto, decidió hacerse un buen amigo suyo a sabiendas de la señora.
ResponderEliminarDespués de hacerse fraile, uno muy peculiar, pues no adoptó casi ninguna medida acorde con la religiosidad mientras lo era, vuelve a sus costumbres, como las de aparentar grandeza, presumir y hacer canciones, sin avergonzarse de ello ni de su gran peso, es entonces cuando comienza a relacionarse con la señora con aún más frecuencia y osadía.
En uno de los diálogos, Rinaldo consigue persuadir a Agnesa de que la infidelidad no es un pecado y empiezan a verse bajo la mentira de la amistad. En uno de estos encuentros fueron sorprendidos por el marido, que debido a su ingenuidad, cree la historia que cuenta su mujer, esta era que el niño había sido llevado a un dormitorio de lo alto de la casa, junto al fraile por creer que había enfermado y, con la ayuda del ’’religioso’’ y sus oraciones, había sanado.
El marido tras esto alaba una y otra vez con palabras y privilegios a Rinaldo sin saber la verdad, la realidad.
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