REALISMO Y NATURALISMO
1. Definición de Realismo y Naturalismo.
Podemos señalar como rasgos propios del nuevo movimiento los que siguen
a continuación:
a/ Frente a la idealización y evasión románticas se impone el espíritu de observación y
descripción de la realidad, que se va a convertir en la principal proveedora de materiales para
el arte.
b/ Frente a la intención romántica de explicar el mundo desde su propio YO o de
proyectarse hacia mundos creados por su imaginación, el nuevo movimiento preferirá
ceñirse a la realidad circundante y reflejarla del modo más objetivo y despersonalizado
posible.
c/ En el nuevo movimiento van a contar aquellos datos empíricos que pueden
demostrarse, incluso, científicamente. El artista quiere dar testimonio directo, inmediato,
del mundo en que vive.
En el nuevo rumbo que inicia la literatura y el arte occidental a partir de 1850, y que
puede resumirse en las tres características anteriores, se han distinguido dos tendencias que,
aunque poseen un mismo origen y comparten una misma intención, también se separan en
algunos aspectos. Estas dos tendencias son el Realismo y el Naturalismo.
Filosóficamente, el realismo es la afirmación de la realidad, una realidad que existe por sí
misma y que, por tanto, no consiste en la simple proyección del pensamiento del hombre (o del
artista, como hemos podido comprobar en movimientos literarios anteriores). Pero desde el punto
de vista literario, se ha usado el término de realismo como un concepto que puede ser aplicado a
obras anteriores al s. XIX, si por realismo entendemos el "dar una importancia a la realidad
objetiva".
Pero el realismo, en la historia literaria, no sólo es una técnica (fundamentalmente de
"relatar"), sino que también es un movimiento literario que llena toda la segunda mitad del s. XIX y
que tuvo su origen en Francia con tres novelistas como Stendhal, Flaubert o Balzac. Un
movimiento que, frente a las ensoñaciones románticas, pretende poner los pies en la realidad
objetiva, como fruto de una nueva sociedad (la burguesa), de una nueva filosofía (el positivismo) y
de la preeminancia de lo científico (Revolución Industrial).
A la segunda tendencia artística de la segunda mitad del siglo se le ha llamado
Naturalismo. En filosofía, con este término se designan todos aquellos métodos que tienen como
característica común "el considerar la Naturaleza como el único y absoluto principio de lo real".
Pero, desde el punto de vista literario, el naturalismo es un concepto estético que hace de las
producciones de la Naturaleza su único objeto de representación. Sin embargo, en literatura, es
costumbre entender el término como una representación extremada, desagradable incluso, de la
Realismo y Naturalismo.- Entendido en este sentido, como sucedió con el término de realismo, el naturalismo es un concepto que puede ser aplicado a todas las épocas de la historia literaria (por ejemplo, a la picaresca barroca) en las que aparezcan obras que presenten los aspectos más desagradables y
descarnados de esa realidad.
Aparte de esta consideración del término de naturalismo como técnica aplicable a
múltiples obras de la historia, también se denomina Naturalismo a un período concreto de la
historia literaria (el último tercio del s. XIX, aproximadamente) que se basa en la exageración de
los procedimientos del Realismo y en su dependencia del positivismo y del cientifismo que
comienza a difundirse por Europa a partir de 1850. Los naturalistas querrán aplicar a la literatura
(a la novela, sobre todo) los nuevos métodos científicos (análisis empírico) de la Biología, la Física,
la Medicina, los descubrimientos de Darwin y Mendel, etc…
2. Ciencia y filosofía en la segunda mitad del s. XIX.
El nacimiento del nuevo movimiento literario no se produce por generación espontánea,
sino que se explica por las peculiaridades de la vida en la segunda mitad del siglo. Vamos a
repasar ahora algunos de los fenómenos que explican el nacimiento del nuevo movimiento y
cómo se relacionan con la creación literaria.
2.1. LA NUEVA FILOSOFÍA.-
La base teórica del nuevo movimiento literario va a ser una escuela filosófica llamada
Positivismo, inaugurada por el francés Augusto Comte y que llega a su momento de máximo
esplendor con la publicación del Curso de filosofía positiva en la década de los 50.
El Positivismo reduce el objetivo del conocimiento humano a los llamados "hechos
positivos", o sea, aquellos hechos que pueden ser captados por los sentidos y someterse a
comprobación por medio de la experiencia. Comte, defendiendo su teoría, afirmaba que la razón
humana "tenía que prescindir de preocupaciones teólogicas y metafísicas" para reducirse al
estudio de las ciencias positivas (Matemáticas, Física, Biología, Química, etc...).
La teoría positivista pretendió, también, establecer períodos en la vida (que se relacionan
con la Historia) del hombre. Con esta intención, Comte formuló su teoría de los "estados". Según
ella, en un primer estado, el teológico, se buscan las causas y principios de las cosas, y se recurre
a la divinidad para explicarlos; en un segundo estado, el metafísico, se siguen buscando los
conocimientos absolutos, pero los agentes sobrenaturales de antes se sustituyen ahora por
entidades abstractas; finalmente, en un tercer estado, el positivo, domina la observación y la
mente humana se atiene a las cosas en cuanto son.
La teoría positiva tuvo una gran importancia en los literatos de la época. Sus tesis
fundamentales contribuyeron al nacimiento de una novela fundamentalmente agnóstica (aunque,
en el otro polo, también a un Realismo espiritualista, con la figura de Tolstoi como principal
representante), preocupada fundamentalmente por la realidad externa (comprobable por los
sentidos) y por las cuestiones sociales (en el Naturalismo, principalmente).
2.2. EL CIENTIFISMO.-
Como consecuencia de la filosofía positiva, y apoyándose en los "sorprendentes" avances
científicos, toda la segunda mitad del siglo va a estar dominada por la exaltación de la ciencia,
que se va a convertir en un verdadero "dios", lo mismo que había sucedido con la razón en el s.
XVIII o con el sentimiento en el Romanticismo. El hombre de la época va a confiar en los poderes
casi ilimitados de la ciencia como respuesta a los grandes interrogantes de la vida. Todo debe
apoyarse en datos demostrables, como exige el hombre del "estado positivo"; y ésto es
perfectamente aplicable a las obras literarias.
En las novelas, el cientifismo puede demostrarse, simplemente, con la alusión al
nacimiento de dos géneros novelísticos nuevos: la novela policíaca y el relato de anticipación.
2.2.1. La novela policíaca.-
El recurso al misterio y al terror comienza a utilizarse durante el Romanticismo, pero va a
ser a mediados del siglo cuando comenzarán a divulgarse en Francia los relatos del americano
Edgar Allan Poe (1809-1849) que traerán como consecuencia el que muchos autores comiencen
a escribir relatos en los que se presenta una acción criminal llena de misterio como problema
que, racionalmente, ha de merecer una explicación por parte del detective protagonista. Es a
partir de 1870 cuando se van a multiplicar los relatos políciacos, dentro de los que destaca la
obra de Arthur Conan Doyle (1859-1930), que se asegurará su éxito editorial con el detective
Sherlock Holmes, gran defensor del método deductivo.
La novela policíaca no sólo servirá para presentar el razonamiento humano de acuerdo
con los métodos científicos en boga, sino que también servirá para que el autor presente una
realidad desagradable, descarnada, de acuerdo con los principios del Naturalismo literario.
2.2.2. La novela de anticipación.-
Pero los grandes adelantos científicos del siglo van a encontrar su cauce literario más
importante en los relatos de anticipación o en lo que más tarde se llamará ciencia-ficción.
El verdadero creador del género es el francés Julio Verne (1828-1905) que, desde 1863,
comienza a publicar una larga colleción de novelas en las que hace girar el argumento en torno a
un descubrimiento posible (el submarino, la nave espacial, los rápidos viajes, etc...), dada la
situación de la ciencia en la época.
2.2.3. Cientifismo y Naturalismo.-
El novelista francés Emile Zola, padre del movimiento naturalista, rompe en el último
tercio del s. XIX con las limitaciones de la moral y de la estética, dando entrada en sus novelas a
lo feo, lo inmoral y lo repugnante. Por otra parte, su obra literaria va a apoyarse también en la
teoría filosófica del determinismo, que acentuará la indefensión del hombre, al negarle la
posibilidad de elegir su propio camino. En último lugar, Zola va a dar entrada en sus novelas,
como personajes trágicos, a figuras extraídas de las capas más bajas de la sociedad que, hasta
entonces, habían estado marginadas o utilizadas en fórmulas subliterarias (con excepciones ya
conocidas, como la picaresca española).
En la concepción naturalista de Zola, el novelista debe comportarse como si fuera un
médico, y aplicar el método experimental de Claude Bertrand como si los personajes de sus
novelas fuesen sus pacientes, de manera que el resultado, el desenlace de la novela y de los
personajes, debe ser el resultado de la observación del comportamiento de los mismos y de la
experimentación con las causas que provocan sus diferentes actuaciones, ya que, según la teoría
determinista, el hombre no puede actuar en libertad, sino que sus actos dependerán de las
condiciones sociales que le rodean.
En cualquier caso, aunque el novelista no pueda en algunas ocasiones explicar el por qué
de las acciones humanas, sí podrá dejar constancia, basándose en una observación estricta,de
los comportamientos de sus personajes-pacientes.
3. Los condicionamientos sociales.
En el tema anterior estudiamos cómo el Romanticismo había nacido en el seno de la
burguesía que, asumiendo la ideología liberal romántica, conquista el poder político en la mayoría
de la Europa occidental. A lo largo del s. XIX, la nueva clase burguesa sigue prosperando gracias a
la aplicación de los avances científicos a la industria; es lo que se llama Revolución Industrial. El
triunfo del maquinismo va a enriquecer rápidamente a la burguesía, enriquecimiento que
provocará el abandono de sus ideales liberales, una vez conseguido el poder político. De este
modo nace el capitalismo, sistema en el que la producción industrial condicionará la vida
económica, social y política.
La Revolución Industrial y el Capitalismo va a transformar totalmente la sociedad
occidental, eliminándose la importancia de la aristocracia heredada y encumbrándose en la cima
de la pirámide social la "aristocracia del dinero". En la base de la pirámide surgirá una nueva
clase, el proletariado industrial, sometido a las necesidades de producción, desprotegido ante el
poder de la burguesía y que vive en una situación próxima a la miseria.
Buena parte de la literatura realista y, sobre todo, naturalista va a intentar reflejar esta
situación de desequilibrio social, presentando los aspectos más negativos de la sociedad
industrial.
4.1. EL NUEVO MOVIMIENTO EN EUROPA.-
La nueva estética literaria de la que estamos hablando se manifestó en todos los géneros,
pero fue en la novela en el que alcanzó unas cotas más altas. El tránsito entre el Romanticismo y
el nuevo movimiento no se produce de una forma brusca, sino gradual, a través de unos autores
y obras que están a caballo entre Romanticismo y Realismo.
Podemos decir que el movimiento realista surge en Francia con la aparición del novelista
Stendhal, que escribió sus novelas basándose en el análisis psicológico de los personajes y en la
práctica de la observación. Según Stendhal, la novela debe ser "como un espejo colocado a lo
largo del camino". Stendhal es un novelista que todavía está a caballo entre Romanticismo y
Realismo: muchos de sus personajes y ambientes son románticos, pero su técnica es ya
puramente realista: la descripción fiel de la realidad circundante.
Aunque podamos considerar a Stendhal ya como un autor realista, los verdaderos
iniciadores del género fueron los novelistas Balzac y Flaubert. Balzac reunió todas sus novelas
bajo el nombre genérico de La Comedia Humana, obra con la que pretende hacer el retrato de la
sociedad francesa de su época. Gustave Flaubert, con su obra Madame Bovary, consigue
establecer el modelo de estudio de la psicología femenina.
En el último tercio del s. XIX, otro francés, Emile Zola (1840-1902), da un paso adelante
en la evolución del movimiento realista, incluyendo la novela europea en lo que se habría de
llamar Naturalismo. Zola se preocupará de establecer claramente las bases teóricas sobre las
que apoyará su creación literaria mediante la publicación de un gran número de artículos y
ensayos. El más importante de esos ensayos es La novela experimental (1879), manifiesto
estético en el que se fijan las líneas maestras de la corriente literaria. Vamos a repasar ahora los
puntos principales de la teoría naturalista.
Zola plantea, en primer lugar, la definición de la novela naturalista, estableciendo un
paralelo entre ésta y las bases que el doctor Claude Bernard había establecido unos años antes
para la ciencia médica:
"A menudo me bastará con reemplazar la palabra médico por la palabra novelista
para hacer claro mi pensamiento y darle el vigor de una verdad científica."
El supuesto del que parte Zola para la definición de la nueva narrativa es evidente:
"Puesto que la medicina, que era un arte, se está convirtiendo en una ciencia, por qué
la literatura no ha de convertirse también en una ciencia gracias al método
experimental?", se dice que Zola buscaba en los libros de medicina los detalles de sus personajes.
En el proceso iniciado de esta forma, el autor francés establece una diferencia
fundamental entre observación y experimentación. Para ello, toma como base una idéntica
distinción científica trazada por Bernard:
"El observador constata pura y simplemente los fenómenos que tiene ante sus ojos y
tiene que ser el fotógrafo de los fenómenos; su observación debe representar
exactamente a la naturaleza (...) escucha a la naturaleza y escribe bajo su dictado. Pero
una vez constatado y observado el hecho, llega la idea, interviene el razonamiento y
aparece el experimentador para interpretarlo."
Esta diferencia, llevada al campo de la literatura, nos lleva directamente a la separación
entre novela realista y novela naturalista, y a la definición de ésta última. El escritor puramente
realista se queda en el primer momento (la observación), mientras que el escritor naturalista, por
el contrario,"es, a la vez, observador y experimentador (...) En suma, toda la operación consiste en
tomar los hechos de la naturaleza, después, en estudiar los mecanismos de los hechos,
actuando sobre ellos mediante las modificaciones de circunstancias y de ambientes sin
apartarse nunca de la naturaleza. Al final, está el conocimiento del hombre, el conocimiento
científico en su acción individual y social."
De las definiciones anteriores se derivarán los conceptos básicos del Naturalismo literario.
En ellas aparece implicado, por ejemplo, el carácter impersonal del método, que Zola define así:
"El novelista no es más que un escribano que no juzga ni saca conclusiones (...); el
novelista desaparece, guarda para sí sus emociones, expone simplemente las cosas
que ha visto (...) La intervención apasionada o enternecida del escritor empequeñece la
novela, velando la nitidez de las líneas, introduciendo un elemento extraño en los
hechos, que destruye su valor científico."
También subyace en lo anterior el enfoque determinista de la novela, entendido como
búsqueda de las causas próximas o determinantes de los fenómenos y muy diferente del
fatalismo, con el que frecuentemente es confundido:
"El fatalismo supone la manifestación necesaria de un fenómeno, independientemente de sus
condiciones, mientras que el determinismo es la condición necesaria de un fenómeno cuya
manifestación no es obligada."
La base del determinismo se encuentra en el medio, entendido por Zola en una doble
vertiente: la fuerza de la herencia (Mendel) y el medio social (Darwin: la adaptación al medio y la supremacía del más fuerte):
"Nuestro gran estudio está aquí, en el trabajo recíproco de la sociedad sobre el
individuo y del individuo sobre la sociedad."
Actuando sobre este medio, la novela naturalista puede alcanzar un fin moral e incluso
terapéutico, meta última perseguida por Zola para rematar el paralelismo establecido con el
método experimental del doctor Bernard para la medicina:
"Queremos ser dueños de los fenómenos, de los elementos intelectuales y personales
para poderlos dirigir. Somos, en una palabra, novelistas experimentadores que
demuestran por la experiencia cómo se comporta una pasión en un medio social. El día
en que conozcamos el mecanismo de esta pasión podremos intentar reducirla o, por lo
menos, hacerla lo más inofensiva posible."
Hasta ahora nos hemos referido tan sólo al panorama novelístico francés. pero la nueva
estética se extiende con gran rapidez por toda Europa, destacando, como figuras destacadas, el
inglés Charles Dickens, que en sus novelas nos va a dejar un retrato exhaustivo de la Inglaterra
victoriana y de la Revolución Industrial, y también los escritores rusos (Tolstoi, Dostoievski), que
adaptarán la técnica realista a sus peculiares circunstancias, provocando unas novelas cargadas
de contenidos poéticos e intemporales que las hacen universales.
La ideología de la época realista va a valorar lo colectivo, el grupo social, los
ambientes en los que el individuo se inscribe y desenvuelve. Esto se va a reflejar en la
técnica novelística mediante la situación del personaje en estrecha relación con su
ambiente. Poco a poco va a ir perdiendo importancia el individuo (Romanticismo) y
ganándola el grupo social. El personaje va a ser siempre producto de un ambiente, de un
contexto humano y social que no puede descuidarse.
Eugenio
Oniegin, novela romántica en verso, de ambiente realista. La
hija del capitán, novela histórica, que relata un azaroso amor.
Rusia no irrumpe en el mapa de la literatura europea hasta el siglo XIX,
pero lo hace con una fuerza inusitada. Hasta entonces no existe prácticamente la novela rusa, pasan de la edad media a leer y escribir en francés entre las clases más privilegiadas. Las atormentadas obras de sus grandes
escritores (Pushkin, Dostoievski, Tolstoi) reflejan la complejidad de una
sociedad sometida al despótico y represor gobierno de los zares y marcada por
la miseria de sus campesinos, sometidos como siervos a la nobleza.
El Romanticismo ruso
La
peculiar situación de Rusia hizo que la palabra de los escritores fuera
considerada la voz del pueblo, puesto que los rusos son tradicionalmente muy
amantes de la poesía y de la literatura. La censura zarista les tenía, por
ello, estrechamente vigilados.
Las
dos grandes figuras de la lírica romántica son Vasili Zhukovski
(1783-1852), traductor de poetas europeos y, sobre todo Fiódor Tiutchev
(1803-1873), poeta de profunda sensibilidad.
Alexander Pushkin (1799-1837) es la gran figura del periodo y el
renovador de la literatura rusa. Aristócrata y funcionario, estuvo desterrado
por sus ideas liberales y murió aún joven en un duelo. Cultivó todos los
géneros: poesía lírica, filosófica o satírica, épica, leyendas folklóricas,
teatro (Boris Godunov), narrativa (Cuentos de Bielkin), etcétera.
Sus dos obras más importantes son:
Mijail
Lermontov (1814-1841), amigo de Pushkin y muerto en duelo como él, es autor de la
novela episódica Un héroe de nuestro tiempo.
La narrativa realista
Nikolai
Gogol (1809-1852) es el iniciador del realismo ruso en sus primeros relatos (Diario
de un loco, El retrato), en los que no falta lo romántico (Taras Bulba),
lo grotesco (La nariz) y lo fantástico (El abrigo). Su obra
teatral El inspector (1836), en la que denuncia la corrupta burocracia
zarista, provocó un escándalo.Su
novela más famosa es Almas muertas (1842), que describe la miseria del
campo ruso a través de un estafador que obtiene tierras y subsidios alegando
tener siervos que en realidad han muerto.
Iván
Goncharov (1812-1891) trazó, con el simpático protagonista de su novela Oblómov
(1851), un retrato de la pereza y la pasividad, consideradas defectos
prototípicos del espíritu ruso.
Iván Turgeniev (1818-1883), rico y noble, viajó por Europa y trabó
amistad con varios escritores franceses. Fue dramaturgo (Un mes en el campo),
escribió relatos breves (Un rey Lear de la estepa) y novelas (Nido de
hidalgos, 1859; Padres e hijos, 1862) de ambientación rural y
temática común: frustración vital, amores fallidos, crítica a la vida rusa en
boca de un recién llegado, etc.
Fiodor
Dostoievski es uno de los mayores escritores de la historia por la hondura de los
problemas existenciales que plantea y por la complejidad psicológica de sus
personajes.
Sus
primeras novelas (Pobres gentes, 1846; Las noches blancas, 1848)
muestran la preocupación del autor por el sufrimiento humano y la psicología del alma. Inventor de la novela psicológica, del monólogo interior.
Liev Tolstoi
La
amplia obra de Liev Tolstoi forma un gigantesco cuadro descriptivo del
carácter y las costumbres rusas. En su juventud escribió una autobiografía en
tres partes y reflejó su experiencia bélica en los Apuntes de Sebastopol
(1855-1856), cuyo crudo realismo le causó problemas con la censura.
Su
primera obra maestra es la monumental Guerra y paz (1863-1869), crónica
de las campañas de Napoleón en Rusia a través de los avatares de dos familias
nobles. Otro gran éxito fue Ana Karenina (1877), historia de una pasión
amorosa que lleva a la protagonista al adulterio y al suicidio. Junto al fino
análisis psicológico destaca la crítica al puritanismo de las convenciones
sociales.
Convertido
en un patriarca de la cultura rusa, escribe las novelas cortas La muerte de
Ivan Ilich (1886) y La sonata a Kreutzer (1889). Su última novela, Resurrección
(1899), refleja las preocupaciones religiosas y caritativas de su vejez.
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