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La sinestesia


RIMBAUD Y LA SINESTESIA


Para comenzar esta reflexión deberíamos aclarar primero qué entendemos por sinestesia:
sinestesia: (De sin- y el gr. ασθησις, sensación).
 1. f. Biol. Sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del cuerpo a consecuencia de un estímulo aplicado en otra parte de él.
2. f. Psicol. Imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente.
3. f. Ret. Tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales. Soledad sonora. Verde chillón.
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La poética de Baudelaire es de naturaleza dualista: la carne se enfrenta al espíritu; el spleen( y el ideal se alternan, incluso en el mismo poema; el universo poético de Baudelaire se basa en el oxímoron, el símil o la comparación la alegoría y la metáfora, es decir su poética es un juego de oposiciones y equivalencias; usa frecuentemente la antítesis, la personificación, la metonimia, imágenes dotadas de una gran fuerza evocadora. Las palabras muerte o libertinaje resultan personificadas ("Libertinaje y Muerte son dos buenas muchachas", escribe).
Su lengua sonora y rítmica pretende la sugerencia, la vaguedad y el símbolo. Su poesía está muy adjetivada, el vocabulario es rico y concreto, recurre a las exclamaciones, interrogaciones retóricas, invocaciones, deprecaciones, anáforas, paralelismos (recursos que tienen un gran efecto rítmico, refuerzan la cohesión textual) e incorpora el lenguaje cotidiano a la poesía.
En general concilia los metros y formas tradicionales con otras innovadoras; muchos de sus poemas son sonetos pero también emplea alejandrinos y juega con los versos eneasílabos y heptasílabos, propios de la versificación francesa antigua.
En los temas se relaciona con el Romanticismo, el Parnasianismo y claramente con el Simbolismo (en su intento de armonizar formas, colores y perfumes; y sus efectos musicales.) Es un poeta que ya anuncia la poesía del siglo XX.
Son frecuentes los poemas organizados con secuencias dominantes descriptivas y narrativas, de esta manera sus poemas se convierten en pequeñas estampas o cuadros simbólicos o alegóricos. Suele comenzar sus composiciones con partículas temporales o adverbios (cuando, esta tarde, en aquellos tiempos, cuando una noche).
Las figuras literarias más recurrentes en su poesía son: El símbolo, como medio para expresar lo inefable, lo que no se abarca con un concepto, la sinestesia, el oxímoron, la metáfora, la comparación, la musicalidad (a través de repeticiones rítmicas, paralelismos, anáforas), exclamaciones e interrogaciones retóricas y la alegorías. En neurofisiología, sinestesia (del griego συν-, 'junto', y αἰσθησία, 'sensación') es la percepción conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo: lo siente realmente. La sinestesia es un efecto común de algunas drogas psicodélicas, como el LSD, la mescalina o algunos hongos psilocibios.
Los sinestésicos perciben con frecuencia correspondencias entre tonos de color, tonos de sonidos e intensidades de los sabores de forma involuntaria. Por ejemplo, tocar una superficie más suave les puede hacer sentir un sabor dulce. Estas experiencias no son meras asociaciones, sino percepciones, y la depresión tiende a aumentar su fuerza. Otro ejemplo, asociar el color amarillo al número 7. Algunos ven colores cuando escuchan música, otros pueden sentir el sabor de las palabras. Otras personas pueden percibir la letra A de color rojo, la S de color amarillo y la Z de color negro.1
Científicos de la Universidad de California sostienen que sus descubrimientos apoyan la idea de que la sinestesia se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro que procesan diferentes informaciones sensoriales. Este cruce podría explicarse por un fallo en la conexión de los nervios entre las distintas áreas cuando el cerebro se desarrolla en el interior del útero.1
La sinestesia puede ocurrir incluso cuando uno de los sentidos está dañado. Por ejemplo, una persona que puede ver colores cuando oye palabras puede seguir percibiendo estos colores aunque pierda la visión durante su vida. Este fenómeno recibe también el nombre de "colores marcianos", término que se originó tras un caso de un sinestético que nació parcialmente daltónico pero decía ver colores 'alienígenas', que era incapaz de ver en el sentido habitual del término y que en realidad percibía debido a su sinestesia.
La primera descripción de este fenómeno la realizó el doctor G.T.L Sachs en 1812. Se da con más frecuencia entre los autistas. Algunos tipos de epilepsia provocan también percepciones sinestésicas.















 En su poema “Correspondances”, Baudelaire (y tras él toda la poesía moderna), apuesta por los símbolos (long échos qui de loin se confondent / Dans une ténébreuse et profonde unité) y por la sinestesia: les parfums, les coleurs el les sons se répondent. La sinestesia, como la prosopopeya, es una metáfora y puede presentarse bajo cualquiera de las formas de este tropo.

Pero el hecho de que Rimbaud hablara con tanto conocimiento de la sinestesia se debía, sin riesgo a equivocarnos, a que él mismo la había experimentado, antes de cumplir los 30 años (en su escrito Delirios II “... me habituaba a la alucinación simple...”, en Le bateau ivre... .he visto algunas veces lo que el hombre ha creído ver...”, etc.), en el entorno del doctor Moreau de Tours, que realizaba reuniones experimentales para estudiar el origen de las psicosis, en las que ofrecía libremente en su círculo íntimo, a quien quisiera someterse a ello, el consumo de alguna sustancia alucinógena, generalmente dawamesk, un pastelillo argelino en el que entran como ingredientes el cannabis y la nuez moscada. Por lo tanto podemos hablar de una alteración cerebral provocada por una sustancia exógena, entrando así en una dimensión científica de la sinestesia, de la que muy probablemente derivaría el tropo que lleva el mismo nombre.

La sinestesia es un fenómeno que se viene estudiando desde finales del s. XVIII, cuando Patentin realizó una serie de estudios sobre grandes histéricas y observó algunas peculiaridades, como capacidad de entendimiento cuando se les cuchicheaban algunas palabras en la punta de los pies o en el vacío del epigastrio, mientras que no manifestaban entendimiento cuando se les hablaba al oído, también observó la posibilidad de distinguir a través del tacto el sabor de los alimentos, aunque la transposición del olfato por el tacto se presta a muchos errores, porque puede intervenir una hiperestesia del primero, aun en sustancias aparentemente inodoras. Además de Patentin, otros experimentos realizados en el manicomio ruso de Tambov manifestaron la lectura de cartas a través de sobre cerrado. Sin embargo, detrás de todas estas experiencias, siempre permaneció la duda sobre que las adivinaciones se debieran más a una transmisión telepática que a una transposición de los sentidos.

En los últimos años, el neurólogo Richard E. Cytovich, ha estudiado la sinestesia como patología y fruto de sus experiencias es el libro titulado El hombre que saboreaba formas. Semánticamente a la palabra anestesia, que significa falta o privación general o parcial de la sensibilidad, se opondría la palabra sinestesia, que significaría sensibilidades o sensaciones unidas. Se ha demostrado que hay personas que nacen con varias sensaciones unidas, de tal modo que el sonido activa su parte visual, o pueden saborear las figuras geométricas, o pueden identificar lápices de colores percibiéndolos como aromas florales, todo lo cual, para Cytovich, es producto de una disfunción del sistema límbico.
El escritor americano, de origen ruso, Vladimir Nabokov (1889-1977), su madre y su hijo eran sinestésicos respecto a la vista y la música, es decir existe una transmisión genética de esta disfunción y se ha demostrado que dicha transmisión depende del cromosoma X, si además tenemos en cuenta que tiene un carácter letal para los varones, pues provoca la muerte de muchos de ellos en el útero materno, comprenderemos que haya más mujeres sinestésicas que hombres.

Estadísticamente se ha calculado que en Inglaterra 1 de cada 2.000 personas es sinestésica, pero eso no es todo, una investigación muy reciente sienta la base de que todos los bebés, hasta la edad de 3 o 4 meses, confunden la visión con el oído, el gusto o el tacto, en realidad todos seríamos sinestésicos en este período, posteriormente se produciría una especialización funcional por la cual, el cerebro, aprendería a asociar cada percepción con un sentido concreto, como el olor de la leche materna con el olfato, de tal forma que bebés intranquilos durante el sueño se relajan cuando se les coloca al lado un paño impregnado con leche del pecho de su madre.

Por lo tanto podríamos pensar que lo que se transmite genéticamente es la incapacidad para que esta especialización se complete, por lo que la persona sinestésica lo será para el resto de su vida. Sin embargo esto no acaba teniendo consecuencias graves, pues podemos pensar que el cerebro del sinestésico se “acostumbra” a su disfunción desde el principio y realiza los ajustes necesarios para vivir con la mayor normalidad, el auténtico problema lo tienen las personas “normales” cuando sufren un fenómeno sinestésico, pues su cerebro no está acostumbrado y no ha tenido un aprendizaje para afrontar esta nueva situación, en la que, generalmente, cuando espera percibir un sonido se encuentra con un color y, por el contrario, cuando mira un color lo que recibe es un sonido.

Llegamos así a Rimbaud y a su soneto Vocales, en el que asigna colores a los sonidos fonéticos de las vocales (negro-A, blanco-E, rojo-I, verde-U, azul-O). Lo fácil, sabiendo que la sinestesia reconoce los sonidos como colores y que el poema sigue con otros versos donde se percibe la influencia de la alucinación sería atribuirle el origen de una experiencia alucinógena, pero si prestamos atención a lo que nos dicen otros experimentadores, como Gautier, “A mi alrededor manaban y volaban piedras preciosas de todos los colores. En el espacio, flores de todas clases caían sin cesar de un modo que suscitaba la irremediable comparación con las combinaciones de un caleidoscopio”, veremos que los colores se combinan y no se observa una “especialización” como la referida por Rimbaud, desde otro punto de vista más científico, Zucker y Zador investigaron el peyote desde su actuación sobre el centro óptico del cerebro y observaron síntomas específicos: caída de luces coloreadas, papeles pintados y combinaciones de colores. Vista la predominancia de la combinación de colores y no de la segregación y asignación concreta podemos dudar de que este poema narre una experiencia alucinógena.


Jacques Gengoux señala la influencia del ocultista Eliphas Levi en esta obra del poeta. Sin embargo no hay ninguna indicación que nos permita saber cuáles fueron las prácticas mágicas de Rimbaud, ni que creyera en la alquimia al pie de la letra o que fuera un experimentador activo en este campo, aunque sí leyó tratados de alquimia, en los que su mente encontró un amplio repertorio de símbolos.

Otras personas interesadas en el tema han querido ver en el verso nº 11, del soneto precitado, en el que alude a la alquimia y a los efectos que imprime en los sabios estudiosos, una referencia clara a esta práctica química. También Eugène Canseliet le da una interpretación hermética, según la cual hay una correspondencia entre el color de las vocales y el color de las diferentes fases de la transmutación alquímica. Según la alquimia, en el proceso de obtención del oro se siguen siete fases, que en el caso de desarrollarse correctamente se asocian a distintos colores, de los cuales los fundamentales son tres. Primero el negro, cuya aparición señala que la calcinación ha logrado descomponer las distintas sustancias (letra A). A continuación el blanco, color de la purificación, y el tercero el rojo, color del éxito completo (letras E, e I, respectivamente). Pero entonces ¿qué relación de correspondencia entre color y alquimia queda para las letras que faltan, O y U?, además tendríamos cinco fases y hemos dicho que el total es de siete, por lo que quedan dos fases sin correspondencia de letra ni color. Por lo tanto parece que esta hipótesis tampoco se sustenta.

Para otros, la alquimia, es la ciencia que tiene por objeto la producción de la piedra filosofal, o el oro del filósofo, que no es más que el esfuerzo para alcanzar la perfección espiritual. Se ha demostrado científicamente que las sustancias alucinógenas tienen un claro efecto de búsqueda de la perfección espiritual o, cuando menos, de exacerbar el sentimiento místico. ¿Sería este misticismo el que impulsa a Rimbaud?. No parece probable, pues ya hemos dicho que los indicadores no sugieren que el poema fuera fruto de una experiencia alucinógena.

Las teorías del color tampoco explican la relación de las vocales y los colores. El negro sería la mezcla de un color y su complementario. Si hacemos girar rápidamente una circunferencia en la que hemos pintado el espectro del arco iris, el color resultante por efecto de la luz será el blanco. Podríamos pensar en una contraposición de luz (blanco) y materia (negro), día y noche, de igual modo que existe una contraposición entre verde y rojo ya que ambos son complementarios. Pero ¿qué relación debemos atribuirle al azul?. De nuevo carecemos de elementos suficientes para establecer una hipótesis plausible.

Incluso otra hipótesis mantiene que durante el Segundo Imperio, muchos niños franceses estudiaban con un alfabeto de letras coloreadas, que coinciden con los colores mencionados en el soneto, excepto la letra E, que en el alfabeto es amarilla y en el poema es blanca. En este caso la hipótesis da un golpe de tuerca y dice que no debe descartarse que el color se hubiera difuminado con el uso y que, por lo tanto, se trate de un recuerdo subconsciente.

Parece que existe cierto interés en descifrar algún oculto mensaje que el poeta quiso hacernos llegar, casi como el arqueólogo que intenta hallar la piedra roseta que le permita averiguar lo que encierra el mensaje, pero quizás todo sea más sencillo. Como diría Álvaro Fierro, el poeta puede permitirse que su poema sea un hermoso sinsentido, porque no es un preceptor ni un consejero, no es un narrador y nadie le lee para enterarse de algo que ha sucedido; es un orfebre de la palabra y en sus creaciones admiramos cómo maneja el idioma, cómo lo explora y cómo dice lo que nadie ha dicho antes.

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José MAÑOSO, poeta, es miembro de la Asociación Prometeo de Poesía y de la Asociación Canadiense de Hispanistas   

(FDP050)

[POESÍA FRANCESA] [RIMBAUD, ARTHUR] [MAÑOSO, JOSÉ]

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