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1.2 Época del autor (para examen)


ÉPOCA

Aunque nos situamos en el medioevo (s. XIV), Boccaccio se convierte por su modernidad temática y prosística y todas sus innovaciones en  precedente del Renascimento.
Resulta sorprendente que un escritor de la Edad Media contenga ya otra forma de concebir el mundo, pero el s.XIV en Italia fue ya un Prerrenacimiento cargado de grandes cambios científicos-filosóficos, religiosos y culturales: Antropocentrismo. Al mismo tiempo las nuevas rutas comerciales traen  un auge económico e industrial que acabará en 1492 con el descubrimiento del nuevo mundo. La obra se inicia con la descripción de la peste bubónica. El documento es la obra plenamente renacentista ya que se ocupa sólo de temas humanos, sin mencionar aspectos religiosos y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los cuentos, que alternan entre la solemnidad y el humor.

El Decamerón rompió con la tradición literaria y, por primera vez en la Edad Media, Bocaccio presentó al hombre como artifice de su destino, más que como un ser a merced de la gracia divina.

Nos encontramos en el siglo XIV en Italia. La peste negra, el mosaico de ciudades-estados, las rivalidades entre señores feudales, las cruzadas, la naciente burguesía urbana y los atisbos de humanismo y renacimiento son los hilos que tejen el contexto que envuelven a Giovanni Bocaccio y a su obra cumbre, El Decamerón. Hacía 1348 (siglo XIV). La peste negra asola Europa y acaba prácticamente con un territorio de la población. La corporalidad, lo físico y la belleza del cuerpo humano tan exaltado en la antigüedad y tan sacrosanto en la Edad Media, son aplastadas ante los cadáveres de la devastación. En este desolador contexto, el escritor italiano encuentra la espiración a su obra.

En la Literatura Dante (en su Divina Comedia) había traído de vuelta la cultura y los arquetipos culturales grecolatinos que Petrarca y el propio Boccaccio tanto admirarán. Esta excelsa triada será el artífice del nuevo sentir artístico.

En la época de Boccaccio la clase burguesa es ya una fuerza emergente que se irá fortaleciendo mientras la case nobiliaria , por el contrario, empobrece y pierde poder. En España la Celestina ofrece esta misma visión: Melibea es una rica heredera de la clase burguesa, mientras Calisto es un noble sin oficio ni beneficio.

Otros rasgos ideológicos del humanismo son:
-         Estudio filológico de las lenguas desarrollará las lenguas nacionales.
-         Tomar como modelos a  los maestros de la civilización grecolatina.
-         Se restaura la fe en el hombre contemporáneo porque posee valores importantes capaces de superar a los de la Antigüedad Clásica.
-         Se vuelve a apreciar la fama como virtud de tradición clásica, el esfuerzo en la superación, y el conocimiento y disfrute de lo sensorial.
-         La razón humana adquiere valor supremo. Se valora la actividad intelectual y analítica de conocimiento. En pintura, mediante la perspectiva, se unifica con un punto de fuga racional la escala antes expresionista de las figuras.
-         Se ponen de moda las biografías de Plutarco y se proponen como modelos, frente al guerrero medieval, al cortesano y al caballero que combina la espada con la pluma: El Cortesano de Castiglione. (Idearium de la época de cómo debe ser el caballero)
-          El príncipe, de Maquiavelo: aconseja cómo ha de actuar el hombre de estado, el gobernante. Defiende que su conducta debe ser práctica y realista antes que ética, es decir, lo que importa es conseguir los objetivos, aunque lo que se haga no sea justo.
-         El comercio no es pecado y el Calvinismo aprecia el éxito económico como señal de que Dios ha bendecido en la tierra a quien trabaja.
-         El equilibrio en la expresión, que debe ser clara, y no recargada ni conceptuosa: «El estilo que tengo me es natural y, sin afectación ninguna, escribo como hablo; solamente tengo cuidado de usar vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible porque, a mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectación.» (Juan de Valdés).
-         La idealización y estilización platónica de la realidad. Se pinta la realidad mejor de lo que es, se la ennoblece (nobilitare).
-         El optimismo frente al pesimismo y milenarismo medievales. Existe fe en el hombre: la idea de que merece la pena pelear por la fama y la gloria en este mundo incita a realizar grandes hazañas y emular las del pasado. La fe se desplaza de Dios al hombre.
-         El retorno a las fuentes primigenias del saber, la lectura de los clásicos en los textos originales y no a través de la opinión que dieron sobre ellos los Santos Padres y la religión católica.
-         La lógica aristotélica frente al argumento de autoridad medieval: la imprenta multiplica los puntos de vista y los debates, enriqueciendo el debate intelectual y la comunicación de las ideas. Se ponen de moda los géneros del diálogo y la epístola, todo lo que suponga comunicación de ideas. Se propone la libre interpretación de la Biblia y su traducción a las lenguas vulgares (Lutero), frente al reduccionismo medieval de reducir su interpretación a la del Papa u obispo de Roma (Reforma o protestantismo) e impedir la Vulgata.
-         Ginecolatría, alabanza y respeto por la mujer. Por ejemplo, el cuerpo desnudo de la mujer en el arte medieval representaba a Eva y al pecado; para los artistas humanistas del Renacimiento representa el goce epicúreo de la vida, el amor y la belleza (Venus).
-         Búsqueda de una espiritualidad más humana, interior, (devotio moderna, erasmismo), más libre y directa y menos externa y material.

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