NARRACIÓN CUARTA
Tofano le cierra una noche la puerta de su
casa a su mujer, la cual, no pudiendo hacérsela abrir con súplicas,
finge tirarse a un pozo y arroja a él una gran piedra; Tofano sale
de la casa y corre allí, y ella entra en casa y le cierra a él la
puerta y con gritos lo injuria.
El rey, al sentir que terminaba la novela
de Elisa, sin esperar más, volviéndose hacia Laureta, le mostró que
le placía que ella narrase; por lo que ella, sin tardar, así comenzó
a decir: -¡Oh, Amor, cuántas y cuáles son tus fuerzas, cuántos los consejos y cuántas las invenciones! ¿Qué filósofo, qué artista habría alguna vez podido o podría mostrar esas sagacidades, esas invenciones, esas argumentaciones que inspiras tú súbitamente a quien sigue tus huellas? Por cierto que la doctrina de cualquiera otro es tarda con relación a la tuya, como muy bien comprender se puede en las cosas antes mostradas; a las cuales, amorosas señoras, yo añadiré una, puesta en práctica por una mujercita tan simple que no sé quién sino Amor hubiera podido mostrársela.
Hubo hace tiempo en Arezzo un hombre rico, el cual fue llamado Tofano. A éste le fue dada por esposa una hermosísima mujer cuyo nombre fue doña Ghita, de la cual él, sin saber por qué, pronto se sintió celoso, de lo que apercibiéndose la mujer sintió enojo; y habiéndole preguntado muchas veces sobre la causa de sus celos y no habiéndole sabido señalar él sino las generales y malas, le vino al ánimo a la mujer hacerlo morir del mal que sin razón temía. Y habiéndose apercibido de que un joven, según su juicio muy de bien, la cortejaba, discretamente comenzó a entenderse con él; y estando ya las cosas tan avanzadas entre él y ella que no faltaba sino poner en efecto las palabras con obras, pensó la señora encontrar semejantemente un modo para ello.
Y habiendo ya conocido entre las malas costumbres de su marido que se deleitaba bebiendo, no solamente comenzó a alabárselo sino arteramente a invitarle a ello muy frecuentemente. Y tanto tomó aquello por costumbre que casi todas las veces que le venía en gana lo llevaba a embriagarse bebiendo; y cuando lo veía bien ebrio, llevándolo a dormir, por primera vez se reunió con su amante y luego seguramente muchas veces continuó encontrándose con él, y tanto se confió en las embriagueces de éste, que no solamente había llegado al atrevimiento de traer a su amante a casa sino que ella a veces se iba con él a estarse gran parte de la noche en la suya, la cual no estaba lejos de allí. Y de esta manera continuando la enamorada mujer, sucedió que el desgraciado marido vino a darse cuenta de que ella, al animarle a beber, sin embargo, no bebía nunca; por lo que le entraron sospechas de que fuese a ser lo que era, esto es, de que la mujer le embriagase para poder hacer su gusto mientras él estaba dormido. Y queriendo de ello, si fuese así, tener pruebas, sin haber bebido en todo el día, mostrándose una tarde el hombre más ebrio que pudiera haber en el hablar y en las maneras, creyéndolo la mujer y no juzgando que necesitase beber más, para dormir bien prestamente lo preparó. Y hecho esto, según acostumbraba a hacer algunas veces, saliendo de casa, a la casa de su amante se fue y allí hasta medianoche se quedó.
Tofano, al no sentir a la mujer, se levantó y yéndose a la puerta la cerró por dentro y se puso a la ventana, para ver a la mujer cuando volviese y hacerle manifiesto que se había percatado de sus costumbres; y tanto estuvo que la mujer volvió, la cual, volviendo a casa y encontrándose la puerta cerrada, se dolió sobremanera y comenzó a tratar de ver si por la fuerza podía abrir la puerta. Lo que, luego de que Tofano lo hubo sufrido un tanto, dijo:
-Mujer, te cansas en vano porque dentro no podrás volver. Vuélvete allí adonde has estado hasta ahora; y ten por cierto que no volverás nunca aquí hasta que de esto, en presencia de tus parientes y de los vecinos, te haya hecho el honor que te conviene.
La mujer empezó a suplicar por el amor de Dios que hiciese el favor de abrirle porque no venía de donde él pensaba sino de velar con una vecina suya porque las noches eran largas y ella no podía dormirlas enteras ni velar sola en casa. Los ruegos no servían de nada porque aquel animal estaba dispuesto a que todos los aretinos supieran su vergüenza cuando ninguno la sabía. La mujer, viendo que el suplicar no le valía, recurrió a las amenazas y dijo:
-Si no me abres te haré el hombre más desgraciado que existe.
A quien Tofano repuso:
-¿Y qué puedes hacerme?
La mujer, a quien Amor había ya aguzado con sus consejos el entendimiento, repuso:
-Antes de sufrir la vergüenza que quieres hacerme pasar sin razón, me arrojaré a este pozo que está cerca, en el cual luego cuando me encuentren muerta, nadie creerá sino que tú, en tu embriaguez me has arrojado allí, y así, o tendrás que huir y perder lo que tienes y ser puesto en pregones, o te cortarán la cabeza como al asesino mío que realmente habrás sido.
Nada se movió Tofano de su necia opinión con estas palabras; por la cual cosa, la mujer dijo:
-Pues ya no puedo sufrir este fastidio tuyo, ¡Dios te perdone! Pon en su sitio esta rueca mía, que la dejo aquí.
Y dicho esto, siendo la noche tan oscura que apenas habrían podido verse uno al otro por la calle, se fue la mujer hacia el pozo; y, cogiendo una grandísima piedra que había al pie del pozo, gritando «¡Dios, perdóname!», la dejó caer dentro del pozo.
La piedra, al llegar al agua, hizo un grandísimo ruido, el que al oír Tofano creyó firmemente que se había arrojado dentro; por lo que, cogiendo el cubo con la soga, súbitamente se lanzó fuera de casa para ayudarla y corrió al pozo.
La mujer, que junto a la puerta de su casa se había escondido, al verlo correr al pozo se refugió en casa y se cerró dentro y se fue a la ventana y comenzó a decir:
-Hay que echarle agua cuando uno lo bebe, no luego por la noche.
Tofano, al oírla, se vio burlado y volvió a la puerta; y no pudiendo entrar, le comenzó a decir que le abriese.
Ella, dejando de hablar bajo como hasta entonces había hecho, gritando comenzó a decir:
-Por los clavos de Cristo, borracho fastidioso, no entrarás aquí esta noche; no puedo sufrir más estas maneras tuyas: tengo que hacerle ver a todo el mundo quién eres y a qué hora vuelves a casa por la noche.
Tofano, por su parte, irritado, le comenzó a decir injurias y a gritar; de lo que sintiendo el ruido los vecinos se levantaron, hombres y mujeres, y se asomaron a las ventanas y preguntaron qué era aquello. La mujer comenzó a decir llorando:
-Es este mal hombre que me vuelve borracho por la noche a casa o se duerme por las tabernas y luego vuelve a estas horas; habiéndolo aguantado mucho y no sirviendo de nada, no pudiendo aguantar más, he querido hacerle pasar esta vergüenza de cerrarle la puerta de casa para ver si se enmienda.
El animal de Tofano, por su parte, decía cómo había sido la cosa y la amenazaba. La mujer a sus vecinos les decía:
-¡Ved qué hombre! ¿Qué pensaríais si yo estuviera en la calle como está él y él estuviese en casa como estoy yo? Por Dios que dudo que no creyeseis que dice la verdad: bien podéis ver el seso que tiene. Dice que he hecho lo que yo creo que ha hecho él. Creyó que me asustaría arrojando no sé qué al pozo, pero quisiera Dios que se hubiese tirado él de verdad y ahogado, que el vino que ha bebido de más se habría aguado muy bien.
Los vecinos, hombres y mujeres, comenzaron todos a reprender a Tofano y a echarle la culpa a él y a insultarle por lo que decía contra su mujer; y en breve tanto anduvo el rumor de vecino en vecino que llegó hasta los parientes de la mujer. Los cuales llegados allí, y oyendo la cosa a un vecino y a otro, cogieron a Tofano y le dieron tantos palos que lo dejaron molido; luego, entrando en la casa, tomaron las cosas de la mujer y con ella se volvieron a su casa, amenazando a Tofano con cosas peores.
Tofano, viéndose malparado y que sus celos le habían llevado por mal camino, como quien bien quería a su mujer, recurrió a algunos amigos de intermediarios; y tanto anduvo, que en paz volvió a llevarse la mujer a su casa, a la que prometió no ser celoso nunca más; y además de ello, le dio licencia para que hiciese cuanto gustase, pero tan prudentemente que él no se apercibiera. Y así, a modo del tonto villano quedó cornudo y apaleado. Y viva el amor (y muera la avaricia) y viva la compañía.
En este cuento vuelve a ser principal el tema de la astucia femenina y la infidelidad al marido, al igual que en las narraciones anteriores. En esta ocasión la mujer, doña Ghita, no es sorprendida en su casa con el amante tal y como ocurría en las narraciones anteriores. Ahora los encuentros se producen principalmente en casa de él, aunque alguna vez se dan en su propia casa estando el marido borracho. Doña Ghita tras una de sus vueltas nocturnas y tras estar con su amante es descubierta por Tofano. Este le recrimina y le niega la entrada a la casa, pero ella hace uso de su astucia e inteligencia para darle la vuelta a la situación. Amenaza con lanzarse al pozo, pero en vez de ello lanza una piedra. El marido, asustado, sale en dirección hacia el pozo mientras ella vuelve a la casa y cierra la puerta. En este momento se produce la gran mentira del cuento y es cuando, al igual que en las narraciones anteriores, la mujer se exculpa de lo que el marido la acusa y comienza a calumniar en su contra. Son tales las cosas que dice de su marido que este acaba apaleado por los familiares de doña Ghita. Finalmente, Tofano vuelve con ella. Se demuestra así, la ingenuidad de Tofano, al igual que los otros maridos de la jornada séptima, tema que se puede considerar secundario.
ResponderEliminar- En este fragmento aparecen dos narradores: el propio Bocaccio al principio, cuando nos muestra lo que está pasando en la reunión y cómo el rey ordena a Laureta que comience la narración; y la propia Laureta, que es la que narra el cuento. Ambos son narradores omniscientes.
- Personajes: aparecen varios personajes, entre los que destacan Tofano y doña Ghita, que son los que toman parte en la acción. Como personajes secundarios aparecen el amante de doña Ghita, los vecinos, y los familiares de ella.
- En la narración están bien distinguidas las tres partes clásicas( inicio, nudo y desenlace). En el inicio se presentan a los protagonistas, así como los sentimientos de uno hacia el otro y los celos que tiene Tofano. El nudo es la parte más larga en la que se desarrolla la acción, y va desde que acaba el inicio hasta que Tofano es apaleado. Por último el desenlace, que va desde el momento en que humillan a Tofano hasta que este vuelve con doña Ghita.
- El estilo directo e indirecto: se dan ambos, pero predomina el indirecto, ya que la narradora al ser omnisciente narra la historia de ambos sin diálogos. Aparecen también diálogos, y por tanto el estilo directo, sobre todo al final de la narración con la discusión entre Tofano y doña Ghita
- El espacio y el tiempo: el espacio interno es Arezzo, lugar en el que viven los protagonistas; en este caso el espacio no es cerrado , pues no se narra el encuentro entre amantes en lugares pequeños e íntimos como ocurría en los cuentos anteriores. El espacio externo es Florencia, ciudad en la que escribe Bocaccio y ciudad en la que se encuentran los jóvenes que huyen de la peste y que son los que narran los cuentos.
- Tiempo: encontramos elipsis al principio de la narración, pues no se menciona cómo conoce doña Ghita al amante ni tampoco cómo va proliferando su relación. Es algo que no importa, pues lo realmente importante es la infidelidad en sí. La acción principal se produce además en una sóla noche.
- Orden: el cuento sigue orden lineal y cronológico, sin alteraciones que provoquen vistas al pasado o al futuro.
Narrador: En esta cuarta narración de la jornada séptima podemos observar que la narradora es Laureta debido a que el rey quería que así fuese. Laureta es una narradora omnisciente.
ResponderEliminarPersonajes: Los personajes principales a través de los cuáles suceden las distintas acciones en esta narración son Tofano y doña Ghita. Laureta junto al rey aparecen al principio, siendo el rey el que le pide a ella que narre este cuento. Por ultimo se nombra dos veces a Amor y también a los vecinos.
En la narración se encuentra distinguido el inicio, nudo y desenlace.
En el inicio se muestra como Tofano está celoso sin saber en un principio la verdadera causa de estos. El nudo ocupa la mayor parte de la narración, en el que se produce el diálogo entre Tofano y doña Ghita. El desenlace se produce cuando ya doña Ghita se encierra en la casa sin dejar a entrar a Tofano. También los vecinos lo insultan y le reprenden diferentes cosas hasta que al final Tofano vuelve con doña Ghita.
En esta narración se produce mayormente un estilo indirecto ya que la narradora, Laureta, explica diversas acciones sin diálogo alguno. También hay estilo directo cuando se produce un diálogo entre Tofano y doña Ghita, principalmente cuando se pelean, en el que se introduce una oración antes de que el personaje hable para detallar el momento de dicha acción o para enfatizarlo, por ejemplo:
A quien Tofano repuso:
-¿Y qué puedes hacerme?
En esta narración el espacio externo es en Florencia que es donde están los distintos jóvenes, alejados de la peste de aquella época y narrando distintos cuentos.
El espacio interno es en Arezzo que es donde vive Tofano junto doña Ghita. Aunque en parte de esta narración Tofano o Ghita se encuentren dentro de la casa encerrados, por cada uno una determinada vez, la acción se produce en un espacio abierto puesto que el que está dentro de la casa habla con el que se encuentra fuera intentando entrar.
El tiempo: esta narración se produce únicamente en una noche en Arezzo.
Este cuento sigue un orden cronológico, a medida que transcurre la noche, y sin ninguna ruptura temporal como Flash-back (retrospección o analepsis) o Flashforward (anticipación o prolepsis)
En este cuento, como en la mayoría de cuentos, el tema principal es la astucia de la mujer y la infidelidad por parte de esta. Como temas secundarios pueden ser la ingenuidad del marido.
ResponderEliminar- Narrador: Al principio del cuento, el narrador es el propio autor, Bocaccio.
Después aparece el narrador principal que es el que narra el cuento. Esta es Laureta, por que el rey quería que narrase ella. Este narrador sabe todos los detalles del cuento, por lo tanto es omnisciente.
- Personajes: Los personajes principales del cuento son una pareja, Doña Ghita y Tofano. Después se encuentran los personajes secundarios como el amante de Doña Ghita, sus vecinos y los familiares de ella.
- La narración consta de inicio, nudo y desenlace. El cuento comienza con la explicación de los personajes y los celos que tiene Tofano sin saber el motivo. El nudo es donde se desarrolla toda la acción y cuenta los encuentros de Doña Ghita con su amante y toda la historia que se produce entre ella y su marido. Finalmente en el desenlace, Doña Ghita no deja entrar a Tofano en la casa para vengarse. Este es insultado por sus vecinos y mas tarde es apaleado por los familiares de Doña Ghita. Tofano acaba reconciliándose con su mujer.
- En este cuento predomina el estilo indirecto, ya que el narrador es el que expica casi toda la acción. También aparece el estilo indirecto en algunos casos, como en diálogos entre Tofano y Dona Ghita.
- El espacio interno es Arezzo, una ciudad en la Toscana. Aquí es donde viven Tofano y Doña Ghita. Aparecen varias escenas en sitios cerrados, como su casa. También en espacios abiertos, como es el exterior de la casa.
El espacio externo es Florencia, que es donde están estos jóvenes que narran estos cuentos en un palacete alejándose de la peste
- Tiempo: Toda la acción se desarrolla en una sola noche.
Este cuento sigue un orden lineal sin alteraciones ni desajustes de tiempo.