NARRACIÓN OCTAVA
Uno siente celos de la mujer, y ella,
atándose una cuerda a un dedo por la noche, siente llegar a su
amante, el marido se da cuenta, y, mientras persigue al amante, la
mujer pone en el lugar suyo en la cama a otra mujer, a quien el
marido pega y corta las trenzas, y luego va a buscar a sus hermanos;
los cuales, encontrando que aquello no era verdad, le injurian.
Extrañamente maliciosa parecía a todos que
doña Beatriz había sido al burlarse de su marido y todos afirmaban
que el miedo de Aniquino debía de haber sido muy grande cuando,
sujetándolo fuertemente la señora, la oyó decir que él le había
requerido de amores.Pero luego de que el rey vio callarse a Filomena, volviéndose hacia Neifile, dijo:
-Decid vos.
La cual, sonriendo primero un poco, comenzó:
-Hermosas señoras, gran peso me incumbe si quiero con una buena historia daros gusto como os lo han dado aquellas que antes han hablado; del cual, con la ayuda de Dios, espero descargarme asaz bien. Debéis, pues, saber que en nuestra ciudad hubo un riquísimo mercader llamado Arriguccio Berfinghieri, el cual neciamente, tal como ahora hacen cada día los mercaderes, pensó ennoblecerse por su mujer y tomó a una joven señora noble (que mal le convenía) cuyo nombre fue doña Sismonda. La cual, porque él tal como hacen los mercaderes andaba mucho de viaje y poco estaba con ella, se enamoró de un joven llamado Roberto que largamente la había cortejado; y habiendo llegado a tener intimidad con él, y teniéndola menos discretamente porque sumamente le deleitaba, sucedió (o porque Arriguccio oyese algo o como quiera que fuese) que se hizo el hombre más celoso del mundo y dejó de ir de viaje y todos sus demás negocios, y toda su solicitud la había puesto en guardar bien a aquélla, y nunca se hubiera dormido si no la hubiese sentido antes meterse en la cama; por la cual cosa la mujer sintió grandísimo dolor, porque de ninguna guisa podía estar con su Roberto.
Pero habiendo dedicado muchos pensamientos a encontrar algún modo de estar con él, y siendo también muy solicitada por él, le vino el pensamiento de hacer de esta manera: que, como fuese que su alcoba daba a la calle y ella se había dado cuenta muchas veces de que a Arriguccio le costaba mucho dormirse, pero que después dormía profundísimamente, ideó hacer venir a Roberto a la puerta de su casa a medianoche e ir a abrirle y estarse con él mientras su marido dormía profundamente. Y para sentir ella cuándo llegaba de guisa que nadie se apercibiese, inventó echar una cuerdecita fuera de la ventana de la alcoba que por uno de los extremos llegase cerca del suelo, y el otro extremo bajarlo hasta el pavimento y llevarlo hasta su cama, y meterlo bajo las ropas, y cuando ella estuviese en la cama atárselo al dedo gordo del pie; y luego, mandando decir esto a Roberto, le ordenó que, cuando viniera, tirase de la cuerda y ella, si su marido durmiese, lo soltaría e iría a abrirle, y si no durmiese, lo cogería y lo tiraría hacia sí, a fin de que él no esperase. La cual cosa plugo a Roberto; y habiendo ido muchas veces, alguna le sucedió estar con ella y alguna no.
Por último, continuando con este artificio de esa manera, sucedió una noche que, durmiendo la señora, y estirando Arriguccio el pie por la cama, dio con este cordel; por lo que, llevando a él la mano y encontrándolo atado al pie de su mujer, se dijo a sí mismo: «Por cierto que esto debe ser algún engaño».
Y dándose cuenta luego de que el cordel salía por la ventana lo tuvo por cierto; por lo que cortándolo quedamente del dedo de la mujer, lo ató al suyo, y estuvo atento para ver qué quería decir esto. No mucho después vino Roberto, y tirando del cordel como acostumbraba, Arriguccio lo sintió; y no habiendo sabido atárselo bien, y habiendo Roberto tirado fuertemente y habiéndose quedado con el cordel en la mano, entendió que debía esperar; y así hizo.
Arriguccio, levantándose prestamente y cogiendo sus armas, corrió a la puerta para ver quién era aquél y para hacerle daño. Ahora, Arriguccio era, aunque fuese mercader, un hombre fiero y fuerte; y llegado a la puerta, y no abriéndola suavemente como solía hacer la mujer, y Roberto, que esperaba, sintiéndolo, se dio cuenta que era quien era, es decir, que quien abría la puerta era Arriguccio; por lo que prestamente comenzó a huir y Arriguccio a perseguirlo. Hasta que por fin habiendo Roberto huido un gran trecho y no cesando él de seguirlo, estando también Roberto armado, sacó la espada y se volvió hacia él, y comenzaron el uno a querer herir al otro y a defenderse.
La mujer, al abrir Arriguccio la alcoba, desvelándose y encontrándose cortado el cordel del dedo, incontinenti se dio cuenta de que su engaño estaba descubierto; y sintiendo que Arriguccio había corrido tras de Roberto, levantándose prestamente, dándose cuenta de lo que podía suceder, llamó a su criada, la cual sabía todo, y tanto le rogó que la puso en su lugar en la cama, rogándole que, sin darse a conocer, los golpes que le diera Arriguccio recibiese pacientemente porque ella se los devolvería con tamaña recompensa que no tendría razón de quejarse.
Y apagada la luz que en la alcoba ardía, se fue de allí y, escondida en un lugar de la casa, se puso a esperar lo que iba a suceder. Siguiendo la riña entre Arriguccio y Roberto, los vecinos del barrio, sintiéndola y levantándose, comenzaron a insultarlos, y Arriguccio, por temor a ser reconocido, sin haber podido saber quién fuese el joven ni herirlo de alguna manera, airado y de mal talante, dejándolo en paz, se fue hacia su casa; y llegando a la alcoba, airadamente comenzó a decir:
-¿Dónde estás, mala mujer? ¡Has apagado la luz para que no te encuentre, pero te equivocas!
Y yendo a la cama, creyendo coger a la mujer, cogió a la criada, y cuando pudo menear las manos y los pies tantos puñetazos y tantas patadas le dio que le marcó toda la cara, y por último le cortó los cabellos, diciéndole siempre las mayores injurias que jamás se han dicho a una mala mujer. La criada lloraba mucho como quien tenía de qué, y aunque alguna vez dijese: «¡Ay! ¡Por el amor de Dios!» o «¡Basta!», estaba la voz tan rota por el llanto y Arriguccio tan ciego de furor que no podía distinguir que aquélla fuese de otra mujer que la suya.
Apaleándola, pues, con todo derecho y cortándole los cabellos, como decimos, dijo:
-Mala mujer, no entiendo tocarte de otro modo, sino que iré por tus hermanos y les contaré tus buenas obras; y luego que vengan por ti y que hagan lo que crean que corresponde a su honor y te lleven de aquí, que en esta casa ten por cierto que no estarás nunca más.
Y dicho esto, saliendo de la alcoba, la cerró por fuera y se fue él solo. Cuando doña Sismonda, que todo había oído, sintió que el marido se había ido, abrió la alcoba y, encendida la luz, encontró a su criada toda machacada que lloraba fuertemente; a la cual, como mejor pudo la consoló y la llevó a su alcoba, donde después ocultamente haciéndola cuidar y curar, tanto con lo de Arriguccio mismo la recompensó que ella se tuvo por contenta. Y cuando a la criada hubo llevado a su alcoba, rápidamente hizo la cama de la suya y la arregló toda y la puso en orden, como si ninguna persona se hubiera acostado allí esa noche, y volvió a encender la lámpara, y se vistió y arregló, como si todavía no se hubiese acostado; y encendiendo un candil y tomando sus telas, se fue a sentar arriba de la escalera y se puso a coser y a esperar en qué paraba aquello.
Arriguccio, al salir de su casa, lo antes que pudo se fue a la casa de los hermanos de la mujer, y allí tantos golpes dio que le sintieron y le abrieron. Los hermanos de la mujer, que eran tres, y su madre, sintiendo que era Arriguccio se levantaron todos, y haciendo encender las luces vinieron a su encuentro y le preguntaron qué iba buscando a aquella hora y tan solo. A quienes Arriguccio, empezando con el cordel que había encontrado atado al dedo del pie de doña Sismonda hasta lo último que encontrado y hecho había, se lo contó; y para darles entero testimonio de lo que había hecho, los cabellos que creía haberle cortado a su mujer se los puso en las manos, añadiendo que viniesen por ella y que le hiciesen lo que creyeran que correspondía a su honor, porque él no pensaba tenerla más en casa.
Los hermanos de la mujer, muy enojados de lo que habían oído y teniéndolo por cierto, contra ella enardecidos, hechas encender antorchas, con intención de jugarle una mala partida, con Arriguccio se pusieron en camino y fueron a su casa. Lo que viendo su madre, llorando comenzó a seguirlos, ora a uno ora al otro rogando que no creyesen aquellas cosas tan súbitamente sin ver ni saber nada más, porque el marido podía por alguna razón estar enojado con ella y haberle hecho daño, y ahora decirles aquello en excusa de sí mismo, diciendo además que ella se maravillaba mucho de cómo podía haber sucedido aquello porque conocía bien a su hija, como quien la había criado desde pequeñita, y muchas otras cosas semejantes.
Llegados, pues, a casa de Arriguccio y entrando dentro, comenzaron a subir las escaleras; y oyéndolos venir doña Sismonda, dijo:
-¿Quién anda ahí?
A quien uno de los hermanos repuso:
-Bien lo sabrás tú, mala mujer, quién es.
Dijo entonces doña Sismonda:
-¿Pero qué querrá decir esto? ¡Señor, ayúdame!
Y poniéndose en pie, dijo:
-Hermanos míos, sed bien venidos; ¿qué andáis buscando a esta hora los tres aquí dentro?
Ellos, habiéndola visto sentada y cosiendo y sin ninguna marca en el rostro de haber sido golpeada, cuando Arriguccio había dicho que la había dejado machacada, algo al primer embite se maravillaron y refrenaron el ímpetu de su ira, y le preguntaron cómo había sido aquello de lo que Arriguccio se quejaba de ella, amenazándola mucho si no les decía todo.
La mujer dijo:
-No sé qué deba deciros, ni de qué tenga que haberse quejado de mí Arriguccio.
Arriguccio, al verla, la miraba como estupidizado, acordándose de que le había dado tal vez mil puñetazos en la cara y la había arañado y le había hecho todas las maldades del mundo, y ahora la veía como si no hubiera pasado nada de aquello. En resumen, los hermanos le dijeron lo que Arriguccio les había dicho del cordel y de los golpes y de todo.
La mujer, volviéndose a Arriguccio, dijo:
-¡Ay, marido mío! ¿Qué es lo que oigo? ¿Por qué haces tenerme por mala mujer para tu gran vergüenza, cuando no lo soy, y a ti por hombre malo y cruel, que no eres? ¿Y cuándo has estado esta noche en casa, no ya conmigo? ¿O cuándo me pegaste? En cuanto a mí, no me acuerdo.
Arriguccio comenzó a decir:
-¿Cómo, mala mujer, no nos fuimos a la cama juntos anoche? ¿No he vuelto luego, después de haber estado corriendo tras tu amante? ¿No te he dado muchos golpes y cortado los cabellos?
La mujer repuso:
-En esta casa no te acostaste anoche tú, pero dejemos esto, que no puedo dar otro testimonio que mis palabras verdaderas, y vengamos a lo que dices que me pegaste, y cortaste los cabellos. A mí no me has pegado nunca, y cuantos hay aquí y tú también, fijaos en mí, si en todo el cuerpo tengo alguna señal de paliza; ni te aconsejaría que fueses tan atrevido que me pusieses la mano encima que, por la cruz de Cristo te abofetearía. Ni tampoco me cortaste los cabellos, que yo lo haya sentido o lo haya visto, pero tal vez lo hiciste sin que me diese cuenta; déjame ver si los tengo cortados o no.
Y quitándose los velos de la cabeza, mostró que cortados no los tenía, sino enteros; las cuales cosas viendo y oyendo los hermanos y la madre, comenzaron a decirle a Arriguccio:
-¿Qué dices, Arriguccio? Esto no es ya lo que nos viniste a decir que habías hecho; y no sabemos cómo puedes probar lo que queda.
Arriguccio estaba como quien soñase, y quería hablar; pero viendo que lo que creía que podía probar no era así, no se atrevía a decir nada.
La mujer, volviéndose a sus hermanos, dijo:
-Hermanos míos, veo que ha andado buscando que yo haga lo que no querría haber hecho nunca, esto es, que os cuente sus miserias y su maldad; y lo haré. Creo firmemente que lo que os ha contado le haya pasado, y oíd cómo. Este hombre de pro, a quien por mi mal me disteis por mujer, que se dice mercader y que quiere ser respetado y que debería tener más templanza que un religioso y más honestidad que una doncella, pocas son las noches que no vaya emborrachándose por las tabernas, y ahora con esta mala mujer, ahora con aquélla enredándose; y a mí se me hace hasta medianoche y a veces hasta el amanecer esperándole de la manera que me habéis encontrado. Estoy segura de que, estando bien borracho, se fue a la cama con alguna mujerzuela y a ella, al despertarse, le encontró el cordel en el pie y luego hizo todas esas gallardías que dice, y por último volvió a ella y le pegó y le cortó los cabellos; y no habiendo vuelto en sí todavía, se creyó, y estoy segura de que lo cree todavía, que estas cosas me las había hecho a mí; y si os fijáis bien en su cara, todavía está medio borracho. Pero sea lo que haya dicho de mí, no quiero que se lo toméis en cuenta más que como a un borracho; y que como yo le perdono lo perdonéis vosotros también.
Su madre, oyendo estas palabras, comenzó a alborotarse y a decir:
-Por la cruz de Cristo, hija mía, eso no debía hacerse sino que debía matarse a ese perro fastidioso y desconsiderado, que no es digno de tener una tal moza como tú. ¡Bueno está! ¡Ni aunque te hubiese recogido del fango! Mal rayo le parta si debes aguantar las podridas palabras de un comerciantucho en heces de burro que vienen del campo y salen de las pocilgas vestidos de pardillo con las calzas de campana y con la pluma en el culo y en cuanto tienen tres sueldos quieren a las hijas de los gentileshombres y de las buenas damas por mujeres, y usan armas y dicen: «Soy de los tales» y «Los de mi casa hicieron esto». Bien querría que mis hijos hubiesen seguido mi consejo, que tan honorablemente te podían colocar en casa de los condes Guido por un pedazo de pan; y en cambio quisieron darte esta valiosa joya que, siendo tú la mejor moza de Florencia y la más honesta, no se ha avergonzado de decir a medianoche que eres una puta, como si no te conociésemos; pero a fe que si me hiciesen caso se le haría un escarmiento que lo pudriese.
Y volviéndose a sus hijos, dijo:
-Hijos, bien os decía yo que esto no podía ser. ¿Habéis oído cómo vuestro cuñado trata a vuestra hermana, ese comerciantuelo de cuatro al cuarto? Que, si yo fuese vosotros, habiendo dicho lo que ha dicho de ella y haciendo lo que hace, no estaría contenta ni satisfecha mientras no lo hubiera quitado de en medio; y si yo fuese hombre en vez de mujer no querría que otro en mi lugar lo hiciese. ¡Señor, haz que le pese, borracho asqueroso que no tiene vergüenza!
Los jóvenes, vistas y oídas estas cosas, volviéndose a Arriguccio le dijeron las mayores injurias que nunca se le han dicho a ningún malvado, y por último dijeron:
-Te perdonamos ésta porque estás borracho, pero cuida de que en toda tu vida de aquí en adelante no oigamos más noticias de éstas, que si alguna nos viene a los oídos por cierto que nos la pagarás por ésta y por aquélla.
Y dicho esto, fueron.
Arriguccio, que se quedó como estúpido, no sabiendo él mismo si lo que había hecho era verdad o si lo había soñado, sin decir una palabra más dejó a su mujer en paz; la cual no solamente con su sagacidad escapó al peligro inminente sino que se abrió el camino para poder hacer en el tiempo por venir todos sus gustos sin tener miedo al marido nunca más
3)
ResponderEliminarEl tema principal de este cuento vuelve a ser igual que en los otros la infidelidad de la mujer así como su astucia para hacer creer al marido otra cosa menos una infidelidad. Aparece como tema secundario la incredulidad del marido, el cual acaba confuso y no sabe si está soñando o si todo es real.
Esto se vuelve a repetir, pues en los cuentos anteriores también la mujer es infiel al marido y recurre al ingenio y la astucia para salvarse de una acusación. En este cuento, la mujer no usa su astucia para que el marido no la descubra, sino para salvarse; ya que la criada es la paga las consecuencias de su infidelidad.
4)
Encontramos tres narradores omniscientes: el narrador general(Bocaccio) al principio, el rey de la jornada séptima;y Neifile que es la que narra el cuento.
Aparecen varios personajes principales, entre los que destacan la mujer y el marido Arriguccio. Estos junto con Roberto, la criada y los hermanos y la madre de ella(secundarios) son los que toman parte en la acción. Luego aparecen personajes ambiente como son los vecinos, los cuales abuchean e injurian a Arriguccio y a Roberto durante su pelea.
Encontramos también la estructura clásica de inicio, nudo y desenlace. Hay dos inicios: en el que hablan el narrador general y el rey de la jornada, y luego el inicio del propio cuento, que cuenta cómo un mercader toma celos de su esposa y esta conoce a un amante, con el cual tendrá varios encuentros. Luego está el nudo, que narra la acción del cuento y el desarrollo y va desde que la mujer se ata una cuerda al pie para encontrarse con roberto hasta que los familiares de ella llegan a su casa.
Por último el desenlace ocupa desde que los familiares llegan a casa de ella hasta que Arriguccio es injuriado por ellos.
El espacio interno y externo es el mismo, Florencia. Dentro del interno, la acción se desarrolla en la casa del matrimonio.
En cuanto al tiempo, encontramos elipsis, ya que se produce un salto desde que se narra cuando los amantes se conocen hasta que el marido los descubre. La acción principal se desarrolla en una sola noche.
Se sigue un orden cronólogico y lineal, y el tiempo es indeterminado hasta el nudo.
5)
El lenguaje del cuento es bastante elaborado, abundan cultismos aunque no dificultan la comprensión pero que aportan riqueza( incontinenti, mercader(aragonismo), alcoba(arabismo)...). En la narración se utiliza un lenguaje mucho más sutil que en los diálogos, donde abunda el lenguaje coloquial y más directo. También destaca por la riqueza del léxico. Abundan los verbos y la perífrais sobre todo en la acción
El tema principal de esta narración es la infidelidad de Sismonda a Arriguccio, debido a que como Arriguccio es un mercader estaba fuera mucho tiempo. Por lo tanto Sismonda se quedaba sola en su casa y un día se enamoro de Roberto con el cuál había llegado a tener intimidad.
ResponderEliminarHay un tema secundario que es la burla y la astucia de la mujer cuando Arriguccio descubre el cordel atado a su dedo. Sismonda llama a su criada y es a ella a la que Arriguccio pega e insulta.
La infidelidad es un tema sobre el cuál hay distintas narraciones como por ejemplo la infidelidad de Peronella. En esta narración Peronella le es infiel a su marido pero cuando el marido llega a casa se encuentra a este hombre con su hijo en brazos. Esto fue una idea de Peronella porque le dijo a este hombre que cogiera a su hijo e hiciera como si le curase de sus lombrices para que el marido no sospechase le dicha infidelidad, por lo tanto el marido le dio las gracias a este hombre que supuestamente había curado a su hijo. En esta obra también se produce una infidelidad pero esta vez el marido no encuentra al amante en la misma habitación que ella sino que está fuera esperándola. Al igual que en la narración de Peronella, Sismonda idea un plan muy astuto por el cuál su marido queda como un mentiroso.
La narradora es Neifile, la cúal es omnisciente. Esta narración es un metacuento debido a que en este mismo cuento los personajes cuentan a su vez otro cuento que es el de Sismonda y Arriguccio.
Los personajes: Aniquino, Beatriz, Filomena, Neifile (narradora) y Dioneo (el rey). Estos personajes son los que hablan al principio para empezar a contar el cuento. Los peronsajes de la obra son: Sismonda, Arriguccio, los hermanos de Sismonda y la criada de ella.
En esta narración se encuentra el inicio que es cuando se dice quién es Sismonda y Arriguccio y como son. Luego el nudo que es cuando se produce la acción, es decir, cuando ella se ata un cordel al dedo gordo para saber que Roberto ha llegado.
Práctica de Literatura universal.
ResponderEliminarEl tema principal de este cuento es la astucia de Doña Sismonda y su habilidad para engañar a su marido Arriguccio. Esta le es infiel con Roberto, su amante.
Otro tema es el apaleamiento por parte de Arriguccio a su criada, creyendo que era su mujer.
Esto puede relacionarse con los cuentos anteriores por el ingenio de las mujeres a la hora de engañar a sus maridos siéndoles infieles y aprovechándose de la ingenuidad de sus maridos.
El narrador de este cuento es omnisciente, es decir, que sabe todos los detalles de la acción y los narra con objetividad. Boccacio es el que narra una pequeña primera parte. En este caso, la narradora es Neifile, narrando en 3ª persona.
Personajes: Los personajes principales son Doña Sismonda, su marido Arriguccio y su amante Roberto. Como personajes secundarios aparece la criada, a la que apalea Arriguccio; los hermanos y la madre de Doña Sismonda y los vecinos que insultan a Roberto y a Arriguccio.
Este cuento sigue el típico orden narrativo, con inicio, nudo y desenlace. El cuento comienza explicando la situación de doña Sismonda y su marido, que este al ser comerciante hacía largos viajes dejando sola a su mujer. Por esto, ella conoce a su amante Roberto. Sismonda introducía en su casa a su amante cuando su marido estaba profundamente dormido. Esta ingenio un invento atándose un cordel en el dedo gordo del pie que iba hasta su alcoba, en el que Roberto podía tirarle y ella decirle si su marido estaba dormido o no. El desenlace acaba con el descubrimiento de la infidelidad y con la visita de Arriguccio a los hermanos de Doña Sismonda para contarle lo que esta ha hecho y que ellos la juzguen. Finalmente, con la astucia de la mujer, hace creer a sus hermanos que lo que cuenta su marido es todo falso.
El espacio externo se sitúa en Florencia, donde unos jóvenes escapan a las afueras de Florencia y se refugian en un palacete donde cuentan cuentos para escapar de la peste de esa época. En el espacio interno se dan espacios cerrados como es la casa de Doña Sismonda y Arriguccio o la casa de los hermanos de ella. También se da un espacio externo cuando Arriguccio corre tras el amante para matarlo.
La obra transcurre durante toda una noche, menos una pequeña parte del cuento cuando cuenta al principio la situación de Doña Sismonda y Arriguccio.
El orden de la narración es lineal y sin ningún desajuste de tiempo
Estilo y lenguaje
El lenguaje de este cuento es culto, es decir, que no resulta sencillo de leer. La comprensión de la obra resulta complicado de leer, pero incluye palabras fáciles de comprender.
En este cuento hay mas verbos que sustantivos y adjetivos, esto quiere decir que la acción predomina en la obra. En una minoría predominan los sustantivos en varias lineas para expresar la idea de como son los personajes. Se puede encontrar un uso del adjetivo superlativo para dirigerse el narrador al lector. Son utilizados para demostrar cortesía para agradar al público.
Examen de la práctica de selectividad: 3,4 y 5:
ResponderEliminarEn este cuento, como en los anteriores, Boccaccio es el narrador omnisciente introductor, el cual decide que la persona que narra este cuento sea Neifile.
En el octavo cuento de la sétima jornada del Decamerón el tema principal al igual que en los cuentos anteriores es la infidelidad de la mujer, en este caso doña Sismonda, la cual se enamora de un joven llamado Roberto.
Otro tema principal de este cuento el cual podemos relacionar con los anteriores es la astucia utilizada por la mujer para ser infiel a su marido y la ingenuidad de este para creer lo que su mujer le cuenta.
Personajes: En el octavo cuento, aparecen tres personajes principales, la mujer, doña Sismonda, el marido ingenuo, Arriguccio y el `amante´ de doña Sismonda con el cual ella es infiel a su marido, Roberto. Aparecen también personajes secundarios o ambiente como son los hermanos y la madre de Sismonda o los vecinos.
También se muestra un claro orden en el cuento con introducción, nudo y desenlace.
Introducción cuando la narradora, en este caso Neifile, nos introduce en el tema y en la narración con la que continuará. En este caso nos habla de Arriguccio como un joven mercader el cual quiere ennoblecerse y por ello tomó a una joven noble que no le convenía.
En el nudo nos narra la astucia de ella para ser infiel a su marido y el desarrollo de la infidelidad. Y por último en el deselance, nos narra el descubrimiento de la infidelidad y otra vez la astucia de la mujer, ya no para ser infiel, sino para hacer creer a sus hermanos que no que su marido les cuenta es falso.
El espacio externo en el que se sitúa la historia es Florencia y el interno, donde trascurre la acción podriamos decir que es la casa de Sismonda y Arriguccio ya que es donde descubre la infidelidad y castiga a su criada creyendo que era su mujer. Además, donde acude con los hermanos de su mujer y donde ella allí los espera.
El tiempo de la acción es interno, transcurso de la acción en una noche y posee un orden lineal sin desajuste de tiempo.
ResponderEliminarESTILO Y LENGUAJE DE ESTE FRAGMENTO:
La mujer, al abrir Arriguccio la alcoba, desvelándose y encontrándose cortado el cordel del dedo, incontinenti se dio cuenta de que su engaño estaba descubierto; y sintiendo que Arriguccio había corrido tras de Roberto, levantándose prestamente, dándose cuenta de lo que podía suceder, llamó a su criada, la cual sabía todo, y tanto le rogó que la puso en su lugar en la cama, rogándole que, sin darse a conocer, los golpes que le diera Arriguccio recibiese pacientemente porque ella se los devolvería con tamaña recompensa que no tendría razón de quejarse.
Y apagada la luz que en la alcoba ardía, se fue de allí y, escondida en un lugar de la casa, se puso a esperar lo que iba a suceder. Siguiendo la riña entre Arriguccio y Roberto, los vecinos del barrio, sintiéndola y levantándose, comenzaron a insultarlos, y Arriguccio, por temor a ser reconocido, sin haber podido saber quién fuese el joven ni herirlo de alguna manera, airado y de mal talante, dejándolo en paz, se fue hacia su casa; y llegando a la alcoba, airadamente comenzó a decir:
-¿Dónde estás, mala mujer? ¡Has apagado la luz para que no te encuentre, pero te equivocas!
Cuento octavo:
ResponderEliminar3.1)El tema de la narración es la infidelidad de Sismonda hacia su marido Arriguccio con su amante Roberto y la gran astucia que presenta ésta para engañar a su marido sin que éste la descubra y acabe aturdido.
3.2)Este cuento guarda una importante relación con el resto, ya que todos (pertenecientes a la 7ª jornada) tratan el tema de la infidelidad y la astucia de la mujer. A pesar de que Boccaccio pertenece a una época anterior a la nuestra, su obra plantea situaciones actuales.
Sismonda, para satisfacer sus necesidades pasionales, se enamora de Roberto, su amante, y se ata un cordel en el dedo del pie, el cual salía por la ventana de la alcoba, con el fin de avisar al amante si el marido dormía o no.
El marido descubre este mecanismo, mientras Sismonda duerme, y logra ver al amante, al que persigue.
Finalmente, Sismonda hace uso de su gran astucia y consigue engañar a su marido, quedando como un borracho mediocre.
Guarda una estrecha relación con el cuento primero, en el que Tessa hace uso de una cabeza de asno para señalar a su amante, Federico, si su marido se encontraba en casa o no.
4.1) La obra presenta distintos narradores omnisciente; un narrador general (Boccaccio), un narrador propio de la jornada 7ª, el rey Dioneo; y, por último, el narrador del cuento octavo, Neifile, la cual había sido elegida por el rey para contar el cuento.
Los personajes principales son: Sismonda, Arriguccio, Roberto, la criada, los vecinos (personajes ambiente) y la familia de Sismonda.
Boccaccio presenta un gusto por la alternancia del estilo directo e indirecto.
Directo: -¿Dónde estás, mala mujer? ¡Has apagado la luz para que no te encuentre, pero te equivocas!
Indirecto: y ahora decirles aquello en excusa de sí mismo, diciendo además que ella se maravillaba mucho de cómo podía haber sucedido aquello porque conocía bien a su hija, como quien la había criado desde pequeñita, y muchas otras cosas semejantes.
El espacio externo e interno se sitúa en Florencia, lugar donde los jóvenes narradores de los cuentos residen; así como lugar donde viven Sismonda y su marido Arriguccio.
El tiempo del cuento: la trama se da en una sola noche.
4.2) Boccaccio presenta un lenguaje de fácil comprensión, ya que quería llegar a la población, a pesar del uso de cultismos, latinismos; como, por ejemplo: incontinenti, aragonismos; como, por ejemplo: mercader, y arabismos; como, por ejemplo: alcoba.