En
el siglo XIX el pensamiento alemán será clave para la evolución
intelectual europea. Especialmente los autores representativos del
Nihilismo alemán como Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche. Aunque el
primero publica su obra fundamental, El mundo como voluntad, en 1818 no
será hasta pasada la mitad del siglo cuando el mundo caerá en su
existencia.
Para
Schopenhauer el mundo será irracional y malvado, y esta voluntad ciega e
insaciable solo podrá ser aniquilada mediante el “nirvana” oriental,
matando en lo posible dicha voluntad.
Pocas veces el hombre podrá encontrar un descanso de este mundo caótico, el cual está en el arte, sobre todo en la música.
Como
cita Jose Mº Valverde, Nietzsche personifica ese “ l’homme revolté” que
decía Camus, que se sublevaba contra Dios y Cristo, y cambia el “Tú
harás” por “Yo quiero”, el que acusa a la moral judeocristiana de ser la
moral de los esclavos y que hace de Cristo el símbolo del resentimiento
de los inferiores contra los héroes enérgicos: Gott ist tot. “Dios ha
muerto, pero tal y como es la especie humana, todavía durante milenios
habrá quizá cavernas donde se muestre su sombra”.
Sin
embargo, el ideal de Superhombre tampoco nos tranquilizará, en 1884 N.
escribirá: “Habrá guerras, como no las ha habido en la tierra jamás. Lo
que cuento es la historia de los próximos dos siglos.”
Después
de la primera guerra mundial todos los escritores expresan su
descontento, el poeta austriaco Georg Trakl se suicidará después de
tomar parte en la primera batalla. Y Kafka lo comentó así: “Tenía
demasiada imaginación por eso no pudo soportar lo que vió en la guerra,
que fue un resultado de monstruosa realidad y falta de esta”.
La
poesía simbolista se había vuelto esteticista y excesivamente refinada y
distante, Es el caso de Stefan George que creará una poesía que acabará
intentando ser semipitagórica y liturgica, suprimirá las mayúsculas del
alemán en sus poemas y glorificará personajes como Luis II de Baviera,
el rey demente en un afán de evadirse a un mundo brillante alejado del
tedio baudeleriano.
No
podemos dejar de nombrar en el contexto inmediato de Kafka a su amigo
Rilke (1875-1926), nace tb. en Praga como nuestro autor y vive
desarraigado y errabundo casi toda su vida. En cualquier caso, los
alemanes han hecho propio a Rilke en un fervor nunca antes visto.
Con
él el poeta se vuelve un mero contemplador del mundo, se disipa en una
peculiar objetividad jamás vista, pero sin llegar a ningún misticismo
religiosos.
En
prosa destacan Hermann Hesse, Thomas Mann y Kafka. Los artistas
expresionistas alemanes defienden un arte más personal e intuitivo para
expresar la naturaleza yelser humano, dando primacía a los sentimientos
proyectados desde el yo lírico hacia la naturaleza. Con su temática de
soledad y miseria, el expresionismo reflejó la amargura de la Alemania
prebélica. Renovarán el lenguaje poético y defenderán la libertad
individual, la expresión subjetiva, el irracionalismo, la pasión, los
temas prohibidos como lo demoniaco, sexual o fantástico, haciendo una
deformación emocional de la realidad y abriendo los sentidos al mundo
exterior. Revelaron el lado pesimista de la vida, la angustia
existencial del individuo que se alienado en la sociedad industrial.
El
auge político y económico de la burguesía, que vivió en las últimas
décadas del siglo XIX un momento de esplendor. Empezaba el momento de la
Belle Époque y la fiebre consumista solo imparable en épocas de crisis.
Los procesos revolucionarios ocurridos desde la Revolución francesa
como la Comuna de París en 1871 han conseguido que los poderosos hagan
concesiones como los seguros sociales, las reformas laborales, y la
enseñanza básica obligatoria. El analfabetismo baja y surgen los mass
media.
Sin
embargo, el Expresionismo no fue un movimiento homogéneo, lo habrá
cubista, futurista, surrealista, más abstracto… Ahora, eso sí, a Kafka
se le considera expresionista por el tema típico y sustantivo a dicho
movimiento: el rechazo al padre, tb. lo podemos ver en Sartre. Aún así
él mismo no se sentía dentro de nada, de ninguna tendencia o escuela.
Siempre "extrajero en su tierra".
El
término “expressionisme” fue utilizado por primera vez por el pintor
francés Julien-Auguste Hervé para designar unos cuadros del Salón de los
Independientes de París en 1901. La diferencia con el Impresionismo es
vital, porque mientras ellos pretendían reflejar una impresión, los
expresionistas querían transmitir el mundo interior del artista, los
sentimientos que subyacen tras la realidad aparente. Por ejemplo, en
pintura, utilizarán un color y una línea más fuerte y temperamental.
En Alemania se organizó en torno a dos grupos: Die Brücke (el puente 1905) y De blaue reiter ( el caballo rojo,1911).
La
literatura expresionista se desarrolló en tres fases principales: de
1910 a 1914, de 1914 a 1918 –coincidiendo con la guerra– y de 1918 a
1925. Aparecen como temas destacados –al igual que en la pintura– la
guerra, la urbe, el miedo, la locura, el amor, el delirio, la
naturaleza, la pérdida de la identidad individual, etc. Ningún otro
movimiento hasta la fecha había apostado de igual manera por la
deformidad, la enfermedad y la locura como el motivo de sus obras. Los
escritores expresionistas criticaron la sociedad burguesa de su época,
el militarismo del gobierno del káiser, la alienación del individuo en
la era industrial y la represión familiar, moral y religiosa, por lo que
se sentían vacíos, solos, hastiados, en una profunda crisis
existencial. El escritor presenta la realidad desde su punto de vista
interior, expresando sentimientos y emociones más que impresiones
sensitivas. Ya no se imita la realidad, no se analizan causas ni hechos,
sino que el autor busca la esencia de las cosas, mostrando su
particular visión. Así, no les importa deformar la realidad mostrando su
aspecto más terrible y descarnado, adentrándose en temáticas hasta
entonces prohibidas, como la sexualidad, la enfermedad y la muerte, o
enfatizando aspectos como lo siniestro, lo macabro, lo grotesco.
Formalmente, recurren a un tono épico, exaltado, patético, renunciando a
la gramática y a las relaciones sintácticas lógicas,
con un lenguaje preciso, crudo, concentrado. Buscan la significación
interna del mundo, abstrayéndolo en una especie de romanticismo trágico
que va desde el misticismo socializante de Werfel hasta el absurdo
existencial de Kafka. El mundo visible es una prisión que impide
alcanzar la esencia de las cosas; hay que superar las barreras del
tiempo y del espacio, en busca de la realidad más “expresiva”.117
Los principales precursores de la literatura expresionista fueron Georg Büchner, Frank Wedekind y el sueco August Strindberg.
Büchner fue uno de los principales renovadores del drama moderno, con
obras como La muerte de Danton (Dantons Tod, 1835) y Woyzeck (1836), que
destacan por la introspección psicológica de los personajes, la
reivindicación social de las clases desfavorecidas y un lenguaje entre
culto y coloquial, mezclando aspectos cómicos, trágicos y satíricos.
Wedekind evolucionó desde el naturalismo hacia un tipo de obra de tono
expresionista, por su crítica a la burguesía, la rapidez de la acción,
los reducidos diálogos y los efectos escénicos, en obras como El
despertar de la primavera (Frühlings Erwachen, 1891), El espíritu de la
tierra (Erdgeist, 1895) y La caja de Pandora (Die Büchse der Pandora,
1902). Strindberg inauguró con Camino de Damasco (Till Damaskus, 1898)
la técnica estacional seguida por el drama expresionista, consistente en
mostrar la acción por estaciones, periodos que determinan la vida de
los personajes, en un sentido circular, ya que sus personajes intentan
resolver sus problemas sin lograrlo.118
El expresionismo fue difundido por revistas como Der Sturm y Die Aktion, así como el círculo literario Der Neue Club, fundado en 1909 por Kurt Hiller y Erwin Loewenson,
reuniéndose en el Neopathetisches Cabaret de Berlín, donde se
realizaban lecturas de poesía y se impartían conferencias. Más tarde
Hiller, por desavenencias con Loewenson, fundó el cabaret literario GNU
(1911), que desempeñó el papel de plataforma para difundir la obra de
jóvenes escritores. Der Sturm apareció en Berlín en 1910, editada por Herwarth Walden,
siendo centro difusor del arte, la literatura y la música
expresionistas, contando también con una editorial, una librería y una
galería artística. Die Aktion fue fundada en 1911 en Berlín por Franz Pfemfert,
con una línea más comprometida políticamente, siendo un órgano de la
izquierda alemana. Otras revistas expresionistas fueron Der
Brenner (1910-1954), Die weißen Blätter (1913-1920) y Das junge
Deutschland (1918-1920).119
La Primera Guerra Mundial supuso
una fuerte conmoción para la literatura expresionista: mientras algunos
autores consideraron la guerra como una fuerza arrasadora y renovadora
que acabaría con la sociedad burguesa, para otros el conflicto cobró
tintes negativos, plasmando en su obra los horrores de la guerra. En la
posguerra, y en paralelo al movimiento de la Nueva Objetividad, la
literatura adquirió mayor compromiso social y de denuncia de la sociedad
burguesa y militarista que llevó a Alemania al desastre de la guerra.
Las obras literarias de esta época adquirieron un aire documental, de
reportaje social, perceptible en obras como La montaña mágica (1924) de Thomas Mann y Berlín Alexanderplatz (1929) de Alfred Döblin.120
En la narrativa expresionista
hubo una profunda renovación respecto a la prosa tradicional, tanto
temática como estilísticamente, suponiendo una aportación imprescindible
al desarrollo de la novela moderna tanto alemana como europea. Los
autores expresionistas buscaban una nueva forma de captar la realidad,
la evolución social y cultural de la era industrial. Por ello, se
opusieron al encadenamiento argumental, a la sucesión espacio-tiempo y
la relación causa-efecto propios de la literatura realista de raíz
positivista. En cambio, introdujeron la simultaneidad, rompiendo la
sucesión cronológica y rechazado la lógica discursiva, con un estilo que
muestra pero no explica, donde el propio autor es sólo un observador de
la acción, donde los personajes evolucionan de forma autónoma. En la
prosa expresionista destacó la realidad interior sobre la exterior, la
visión del protagonista, su análisis psicológico y existencial, donde
los personajes se plantean su situación en el mundo, su identidad, con
un sentimiento de alienación que les provoca conductas desordenadas,
psicóticas, violentas, irreflexivas, sin lógica ni coherencia. Esta
visión se plasmó en un lenguaje dinámico, conciso, elíptico, simultáneo, concentrado, sintácticamente deformado
El término vanguardias surge en Francia durante los años de la Primera Guerra [1914-1917].
Su origen está precisamente en el vocablo francés avant-garde, término
de origen militar y político, que venía a reflejar el espíritu de lucha,
de combate y de confrontación que el nuevo arte del siglo oponía frente
al llamado arte decimonónico o académico.
Desde
el principio, el arte vanguardista adquiere una impronta provocadora
contra lo antiguo, lo naturalista o lo que se relacionara con el arte
burgués. No será causalidad que todas las primeras manifestaciones de
estos vanguardismos estén repletos de actos y gestos de impacto social,
como expresión de un profundo rechazo a la llamada cultura burguesa. La
Primera Guerra, como expresión del afán imperialista y del profundo
fracaso de esa burguesía por conseguir la paz, será el período en que,
junto a actitudes diversas de rechazo a la guerra, afloren todas estas
manifestaciones artísticas extraordinarias con una versatilidad y
agilidad desconocidas hasta entonces. Los llamados ismos se sucederán
uno tras otro.
No
es ninguna casualidad que el surgimiento de los vanguardismos
artísticos y literarios esté relacionado íntimamente con el periodo de
mayor intensidad social, ideológica, en definitiva histórica, del siglo
XX: el periodo que va desde la Primera guerra del 14 al inicio de la
Segunda en 1939. En esos 15 ó 20 años cuajan las experiencias del nuevo
arte: unas pasarán rápidamente, otras quedarán incorporadas al arte para
siempre, pero la revolución de las formas y de los contenidos se
producirá, sin duda, a partir de aquellas vanguardias de los años 20.
Los vanguardismos despuntan
inmediatamente antes o durante la Primera Guerra, llegan a su apogeo
durante la década de los años 20, entran en crisis a partir de 1929 y
desaparecerán en la década de los 30.
En
esos años, los artistas vanguardistas se han enfrentado al mundo de
ideas proveniente del pensamiento burgués: unos derivarán hacia el
antiburguesismo de tipo fascista, como es el caso del futurismo italiano
de Marinetti; otros volcarán su rebeldía en el movimiento proletario
izquierdista. De esta forma, los dos grandes movimientos que marcarán el
siglo XX, el fascismo-nazismo y el comunismo, serán expuestos y
cantados en sus iniciales años de poder a través de una estética y unas
formas vanguardistas. El caso más ilustrativo es el del surrealismo
francés y su apuesta por la revolución comunista.Posteriormente serán
ellos mismos perseguidos y prohibidos por los propios aparatos
culturales de estado, como ocurrió en la URSS estalinista a partir de
1923 y en la Alemania nazi de 1933. En el primer caso, los poetas
futuristas serán criticados a partir de la nueva estética realista y
populista tras la guerra civil revolucionaria. En el segundo caso, los
jerarcas nazis secuestrarán la pintura vanguardista que había
caracterizado el renacer cultural alemán, considerada a partir de
entonces como “arte degenerado”.
La
gran confrontación ideológica y militar de la década de los cuarenta,
la Segunda Guerra, acabará con los vanguardismos. Sus restos o serán
enterrados o derivarán en el arte moderno cuya expresión más genuina
será el arte de Estados Unidos a partir de los años 40. El trabajo de
fundamentar un nuevo concepto de arte y de literatura ya estaba
realizado.
Aunque nació
casi al mismo tiempo que el Futurismo, el Expresionismo tuvo una temática totalmente
opuesta; fue un movimiento comprometido, social y políticamente que criticó el
sistema capitalista, la guerra, el militarismo y la alienación del individuo en
una nueva sociedad mecanizada, alejada de la naturaleza. La mayoría de los
expresionistas son pacifistas y ecologistas. Es la vanguardia más humanizada,
quizá por eso duró hasta los años 30 y dejó huella en toda la literatura existencial
y social de Posguerra.
Estéticamente
se opone al Impresionismo. Los impresionistas ( por ejemplo , los poetas
modernistas) se distinguen por una extrema sensibilidad que les permite captar
la belleza de un instante, una impresión. El Expresionismo, en cambio, es como un grito de
desesperación que sale de dentro del ser humano; el artista necesita
expresarse, gritar la angustia que siente y lo hará con grandes manchas de
color, con exageraciones que deforman la realidad, con extrañas alegorías, con
caricaturas e hipérboles.
Aunque la
angustia del ser humano es el gran tema del Expresionismo, técnicamente es
una vanguardia deshumanizada. El hombre ha perdido su humanidad, y para
expresarlo, los artistas de-forman al ser humano. Recursos
caricaturescos como la mitificación, la animalización y la cosificación son
propios del Expresionismo. Y, sin duda, la hipérbole deformadora.
1. El expresionismo en narrativa
Valle- Inclán explicó que el esperpento ( que es expresionismo) consistía en ver la realidad a través de espejos cóncavos deformadores. En novela y teatro los personajes se deshumanizan hasta tal punto que carecen de nombre propio; pueden llamarse K., El Hombre, El Verdugo...
Los dictadores protagonistas de El Señor Presidente ( M.A. Asturias ) y Tirano Banderas (Valle-Inclán) están mitificados de manera grotesca por sus autores, que los convirtieron en seres ridículos como gigantones de feria.
1. El expresionismo en narrativa
Valle- Inclán explicó que el esperpento ( que es expresionismo) consistía en ver la realidad a través de espejos cóncavos deformadores. En novela y teatro los personajes se deshumanizan hasta tal punto que carecen de nombre propio; pueden llamarse K., El Hombre, El Verdugo...
Los dictadores protagonistas de El Señor Presidente ( M.A. Asturias ) y Tirano Banderas (Valle-Inclán) están mitificados de manera grotesca por sus autores, que los convirtieron en seres ridículos como gigantones de feria.
Laberintos,
escaleras, espejos,cárceles, hospitales, carreteras, puentes, ciudades son
espacios simbólicos frecuentes en las novelas expresionistas. Pero serán los
escenarios laberínticos y sin salida de Kafka los que dejarán más huella en la
literatura posterior.
El castillo , situado sobre una colina, es un lugar inaccesible; el agrimensor K será incapaz de llegar hasta él, el camino que parece subir al castillo, en realidad es un laberinto que rodea de manera infinita la aldea; y K nunca podrá ver al Conde que lo contrató.
No hay explicación en Kafka para las preguntas de unos seres humanos que habitan un mundo absurdo, en el que se les priva de toda libertad, e incluso se les condena sin razón, como en El proceso.
Otros autores vinculados al expresionismo son Döblin o Gunter Grass.
El castillo , situado sobre una colina, es un lugar inaccesible; el agrimensor K será incapaz de llegar hasta él, el camino que parece subir al castillo, en realidad es un laberinto que rodea de manera infinita la aldea; y K nunca podrá ver al Conde que lo contrató.
No hay explicación en Kafka para las preguntas de unos seres humanos que habitan un mundo absurdo, en el que se les priva de toda libertad, e incluso se les condena sin razón, como en El proceso.
Otros autores vinculados al expresionismo son Döblin o Gunter Grass.
2. Poesía
expresionista.
El expresionismo es heredero de la estética del horror de los naturalistas. STADLER, BENN y TRALK son poetas urbanos en los que aparece con frecuencia la imagen de la ciudad-fábrica en la que pululan rostros tristes y ennegrecidos por el humo de las fábricas. La obra más significativa de la poesía expresionista es Morgue (que significa depósito de cadáveres) ; es el título de la obra principal de G. BENN, un médico que colaboró en la primera guerra mundial y que expresa en este libro , con total ditanciamiento, el horror del mundo de los hospitales.
Las enumeraciones caóticas, la alegoría simbólica, la hipérbole y la hipálage son los principales recursos de los poemas expresionistas.
El expresionismo es heredero de la estética del horror de los naturalistas. STADLER, BENN y TRALK son poetas urbanos en los que aparece con frecuencia la imagen de la ciudad-fábrica en la que pululan rostros tristes y ennegrecidos por el humo de las fábricas. La obra más significativa de la poesía expresionista es Morgue (que significa depósito de cadáveres) ; es el título de la obra principal de G. BENN, un médico que colaboró en la primera guerra mundial y que expresa en este libro , con total ditanciamiento, el horror del mundo de los hospitales.
Las enumeraciones caóticas, la alegoría simbólica, la hipérbole y la hipálage son los principales recursos de los poemas expresionistas.
3. Teatro
expresionista
Max REINHARDT, director del teatro nacional alemán, es un renovador del arte escénico. Recurrirá a menudo a las máscaras, a los personajes corales, a los juegos de luminotecnia, títeres, proyecciones...como efectos de distanciamiento escénico, para impedir que el espectador se conmueva. Los títeres se combinan con los seres humanos como si todos pertenecieran a una misma comparsa. Desde una perspectiva opuesta al vitalismo futurista, se introducen en el escenario del teatro expresionista: máquinas, ruidos, escenarios giratorios, escaleras, construcciones metálicas... con el fin de plasmar la despersonalización del individuo en las grandes ciudades.
Influirá decisivamente en el teatro épico, de carácter expresionista, de B. BRECHT .
Max REINHARDT, director del teatro nacional alemán, es un renovador del arte escénico. Recurrirá a menudo a las máscaras, a los personajes corales, a los juegos de luminotecnia, títeres, proyecciones...como efectos de distanciamiento escénico, para impedir que el espectador se conmueva. Los títeres se combinan con los seres humanos como si todos pertenecieran a una misma comparsa. Desde una perspectiva opuesta al vitalismo futurista, se introducen en el escenario del teatro expresionista: máquinas, ruidos, escenarios giratorios, escaleras, construcciones metálicas... con el fin de plasmar la despersonalización del individuo en las grandes ciudades.
Influirá decisivamente en el teatro épico, de carácter expresionista, de B. BRECHT .
Futurismo: el frenesí de la vida moderna
Movimiento
literario y artístico surgido en Italia en el primer decenio del siglo
XX. Nació con un manifiesto, y varió y fijó sus propios enunciados con
muchos más. El 20 de febrero de 1909 F.T. Marinetti publicó en «Le Figaro» de París un primer Manifiesto en
el que proclamó como formas de expresión del futurismo la agresividad,
la temeridad, el salto mortal, la bofetada, el puñetazo.
En 1912, el mismo Marinetti, con el Manifiesto técnico de la literatura futurista, apuntó
como medio específico de expresión literaria las «palabras en
libertad», que eran capaces de traducir, por analogía y sugestión, los
mecanismos psíquicos y el frenesí de la vida moderna. Esto comportaba la
abolición de la sintaxis, de la puntuación, de las partes calificativas
del discurso (adjetivos, adverbios). Las nuevas teorías se aplicaron
también a la pintura (1910: Primer y segundo manifiesto de la pintura
futurista, firmados por Balla, Boccioni, Carrá y Russolo), a la música
(1910: Manifiesto de los músicos futuristas, firmado por Pratella), a la
escultura (1912: Manifiesto de Boccioni, en el que se afirma que la
escultura debe convertir el infinito plástico aparente y el infinito
plástico interior), al teatro (1915: Manifiesto del teatro futurista
sintético, firmado por Marinetti y Settimelli, y Manifiesto de la
escenografía futurista, firmado por Prampolini; el primero
recomendaba sorprender al público con cualquier medio, p. ej. con la
concisión, reduciendo las escenas al tiempo fulminante ( de pocos
segundos) e incluso a otras formas artísticas todavía por nacer, pero
destinadas a nacer en el futuro.
Esta
gran cantidad de programas revela una exasperada proyección hacia el
futuro; y si por un lado expresa la voluntad de romper con la tradición,
por el otro demuestra una cierta incapacidad de realizarse en formas
menos hipotéticas y más actuales. Uno de los aspectos más llamativos del
futurismo es, en suma, lo veleidoso, que se enmascara de triunfalismo
para rechazar el mito de la derrota propio de cierto romanticismo y del
decadentismo. Los futuristas cultivan, por el contrario, el mito de la
victoria: victorias tal vez ficticias, coronadas no por una gloria
aristocrática y solitaria (como en D’Annunzio), sino por el escándalo en
los cafés, en la calle, en las salas de conferencias.
De
todos modos el futurismo fue, buena o mala, una escuela de polémica y
de moral; y si usó con eficacia la técnica publicitaria, admitiéndola de
golpe en la expresión artística, lo hizo con una finalidad básicamente
pedagógica. Pero ello no impidió a los futuristas transformar, con el
tiempo, los temas iniciales de la máquina, la velocidad, la técnica en
exaltación de la violencia, del imperialismo, de la guerra, «higiene del
mundo», y, por lo menos con Marinetti, del fascismo.
En
el ámbito literario, el futurismo italiano tuvo sus mejores exponentes,
además de en Marinetti, en A. Palazzeschi, C. Govoni y A. Soffici; pero
los resultados más importantes del movimiento se alcanzaron,
probablemente, en el campo de las artes figurativas, con la introducción
(sobre todo por obra de Boccioni) de un nuevo sentido del espacio que
tuvo consecuencias importantes en la vanguardia europea contemporánea y
posterior: cubismo, dadaísmo, surrealismo.
Marinetti
fue sobre todo un hábil organizador cultural, sensible a las nuevas
relaciones con el público nacidas con los mass media; algunas de sus
mejores capacidades son reconocibles en la inventiva lúcida y agresiva
de los «manifiestos», que se elevaron, gracias a su escritura, a la
categoria de género literario.
El movimiento Dada surgió
a la vez en Suiza y Estados Unidos en 1916. Desde Zurich se expandió
hacia Alemania y hacia Francia. En París es ya el movimiento de moda en
1923. El movimiento Dada tiene la particularidad de no ser un movimiento
de rebeldía contra otra escuela anterior, sino que se funda en un
cuestionamiento de todo el marco conceptual del arte y de la literatura
de antes de la Primera Guerra.
El grupo de Zurich
Suiza,
a partir del estallido de la guerra en 1914, se convierte en un centro
de refugiados pacifistas de toda Europa. Allí se encontraron todos los
disidentes de otras escuelas previas, tales como el expresionismo
alemán, el futurismo italiano o el cubismo francés. En 1916, en Zurich,
un grupo de artistas instalaron en una cervecería un pequeño cabaret, al
que bautizaron como “Cabaret Voltaire”. Allí se reunieron el filósofo
Hugo Ball, el poeta Tristan Tzara, el pintor marcel Janco, ambos
refugiados rumanos, y el pintor alsaciano Jeans (Hans) Arp. A partir de
ese encuentro comenzaron una serie de actividades en el cabaret así como
editaron la revista que llevaría el nombre de “Dada”
Tristan
Tzara pronto se convirtió en el promotor y principal exponente del
movimiento Dada. Entre él y Hugo Ball dieron sustancia a la teoría
dadaísta.
El
origen del término Dada es confuso y controvertido. De acuerdo con la
versión de Tzara y Ball, la palabra surge de la casualidad: abriendo las
páginas de un diccionario con la ayuda de un cuchillo, el primer
término señalado fue ese: dada. De acuerdo con otras versiones, fueron
los camareros del Café Terrasse, lugar donde se solían encontrar estos
artistas centroeuropeos, quienes identificaron primeramente al grupo
como dada: para esos camareros, las lenguas habladas por aquellos
emigrados eran incomprensibles, salvo la sílaba “da-da” (“sí, sí”, en
ruso y otras lenguas)
En
pocos meses los espectáculos del café Voltaire fueron famosos en la
ciudad Suiza. El espectáculo dadaísta había nacido, cargado de
provocación, tendencia agresiva, propuestas ilógicas y absurdas.
En
1917 Francis Picabia, un pintor francés, refugiado también en Suiza
entra en contacto con Tzara. Ambos darán sentido al Manifiesto Dada de
1918, posiblemente el documento más importante del movimiento dadaísta
de Zurich. Tras el fin de la guerra, el dadaismo cautiva a los artistas
vanguardistas de París, produciéndose un resurgimiento del mismo. El
Zurich dada, con la diáspora de sus refugiados, se había acabado.
Surréalisme es
un término francés compuesto del prefijo sur y el nombre réalisme. La
primera vez que aparece es en el título de la obra de Apollinaire “Las
tetas de Tiresias. Drama surrealista”. Su traducción sería algo así como
“superrealismo” o “sobre el realismo”. De esa forma querría dar a
entender el arte que está más allá de la realidad. El Surrealismo puede
dar sentido por sí solo al movimiento vanguardista. La capacidad
imaginativa y la sugerencia de sus construcciones mentales significaron,
sin duda, una verdadera revolución en el arte posterior a la Primera
Guerra.
Aunque
se haya dicho muchas veces que el Surrealismo viene directamente del
Dadaismo es importante destacar los orígenes autónomos y propios del
primero. Lo cual no quita que tengan entre sí líneas de contacto y
reflexiones comunes. Pero si el dadá es un arte que propugna destruir,
provocar el caos y aniquilar, el Surrealismo construye de veras una
concepción del arte y de la vida.
Freud
ejerce una influencia decisiva en el movimiento. Sus teorías acerca del
mundo autónomo de los sueños, de la capacidad automática de la psiquis,
del profundo y oscuro mundo interior de la mente -el subconsciente o
inconsciente- aparecen como reveladoras de una nueva naturaleza del arte
humano. Breton comienza a estudiar al psicoanalista vienés ya en 1916
-tres años antes de que se conocieran él y Tristan Tzara- y desarrollará
un amplio caudal de conocimientos sobre dichas teorías.
Consecuencia
de aquel conocimiento y del encuentro de varios artistas será el
nacimiento de la revista Littérature fundada por André Breton, Louis
Aragon y Philippe Soupault, nacida como consecuencia de la crisis del
Dadá. Igualmente, en 1919 Breton y Soupault publican la que puede ser la
primera obra surrealista: Champs magnetiques. Pero será 1924 el año
decisivo: en ese año nacen las revistas Surréalisme y Révolution
surréaliste y Breton redacta el Primer Manifiesto del Surrealismo. Ya
para entonces se les han añadido nombres como Artaud, Éluard, Péret y
otros.
El
concepto surrealismo ya había sido citado por Apollinaire. Sin embargo,
Breton aporta un nuevo contenido y una nueva significación.
A
partir de 1925 el movimiento se expande y politiza. Se publican
cartas-denuncias dirigidas al papa, al dalai lama, contra la guerra, a
favor de libertad para los delincuentes y para los locos. Su inclinación
izquierdista no es óbice para sufrir la desconfianza del comunismo
estalinista. La voluntad de los artistas surrealistas de militar en el
comunismo se encuentra con la férrea burocracia del dogmatismo del
partido francés (PCF). Ello no impide que el “Papa Breton” redacte su
Segundo Manifiesto del Surrealismo en diciembre de 1929, donde criitcará
a aquellos surrealistas “puros”, que no han apoyado la revolución
marxista. Como consecuencia de aquella batalla dialéctica de varios
años, con crisis en el grupo y cambios de posicionamientos, Breton,
Éluard y Crével serán expulsados en 1933 del PCF. Quedan así dos
tendencias surrealistas: una, identificada con el partido comunista
francés, y otra, encabezada por Breton que se agrupa en torno a una
tendencia de tipo trotskista.
Con
la segunda Guerra Mundial el movimiento llega a América. Breton,
exiliado en los Estados Unidos, funda allí la revista V.V.V., conoce a
Trotski en México y propicia y apoya el efecto surrealista por todos
esos países.
A
su regreso a Europa en 1945 insiste en difundir el movimiento
surrealista. Pero ya Francia, y Europa, han entrado en la onda del
existencialismo y del arte comprometido desde otros presupuestos. Son
Sartre y Camus los nuevos creadores de opinión literaria.
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