El teatro isabelino es una denominación que se refiere a las obras dramáticas escritas e interpretadas durante el reinado de Isabel I de Inglaterra (1533-1603). En realidad los estudiosos extienden generalmente la era isabelina hasta incluir el reinado de Jacobo I († 1625), hablándose entonces de "teatro jacobino", e incluso más allá, incluyendo el de su sucesor, Carlos I, hasta la clausura de los teatros en el año 1642 a causa de la llegada de la Guerra civil ("teatro carolino"). El hecho de que se prolongue más allá del reinado de Isabel I hace que el drama escrito entre la Reforma y la clausura de los teatros en 1642 se denomine Teatro renacentista inglés y se asocia tradicionalmente a la figura de William Shakespeare y Marlowe.
ES IMPORTANTE RESEÑAR : El
período isabelino no coincide cronológicamente en su totalidad con el
RENACIMIENTO, puesto que para esas fechas Europa ya está en pleno
Barroco.
FACTORES HISTÓRICO-SOCIALES
Pasados los largos años de
anarquía de la guerra de “Las dos rosas”, entre las casas rivales del
York y de Lancaster, el reinado de Isabel I trajo la pacificación
definitiva de las islas, con excepción de los disturbios religiosos de
Irlanda.
Pacificada, dominada
religiosamente por la secta protestante puritana, Inglaterra tuvo tiempo
de ocuparse de su posición en el mundo. La monarquía se transformó en
un centro dispensador de monopolios que le dieron como retribución,
riqueza, poder y dominio, especialmente en el nuevo mundo.
Paz, riqueza, orden interior,
afianzamiento de la monarquía absoluta, temor al desorden y a la
anarquía, son los elementos que encontramos en el reinado de Isabel I.
Pero además, y como nunca antes ni después, conoció Inglaterra tal
florecimiento de las artes y las letras.
El reinado de Isabel I Tudor, hija de Enrique VIII y Ana Bolena, tuvo uno duración de cuarenta y cinco años (1558-1603).
Este período de esplendor y
prosperidad se manifestó en la literatura y teatro, se prolonga incluso
en el reinado de Jacobo I Estuardo.
La época isabelina significó el empuje de las innovaciones científico-tecnológicas como la revolución copernicana y de las grandes exploraciones geográficas (es cuando comienza la colonización inglesa de América del Norte.
La separación de la órbita del Papado y del Sacro Imperio Romano, con la derrota de Felipe II de España y de su Armada invencible (1588),
el mayor bienestar económico debido a la expansión del comercio a
través de Atlántico, sellaron el triunfo de Isabel y el nacimiento de la
Inglaterra moderna.
EL DRAMA EN LOS TIEMPOS DE SHAKESPEARE
El
drama en tiempos de Shakespeare era de tradición muy antigua en
Inglaterra. En las grandes ciudades era tradicional la representación
de “milagros” (ensayos del drama religioso en la Edad Media),
representados en las catedrales y en los claustros de los monasterios, y
sus temas se reducían a las vidas de los santos y a la exaltación de
las instituciones de la Iglesia. Su acción era esquemática y tenían
pocos personajes. Estas representaciones eran realizadas por grupos de
cómicos diestros.
Así
el teatro fue un importante modo de diversión del público en general.
Se estimuló la práctica de la carrera teatral, en casas de la
aristocracia, que mantenían grupos de actores que eran un poco
descendientes de los juglares y bufones antiguos. Eran hábiles
esgrimistas, luchadores, bailarines, músicos y cantores con gran
experiencia en los modos de divertir a la gente.
El
teatro isabelino hereda esta tradición en la formación de lo cómico, a
la vez que la búsqueda de la dependencia de un señor que los protegía.
En
la época de los Tudor, los nobles permitieron que sus propias compañías
ejercieran su oficio en otras partes. Así ocurre la independización de
estos grupos que adquieren la capacidad de mantenerse por sí mismos.
Los
primeros teatros que se conocen se establecieron en los patios de las
posadas adaptados para ello, donde se construía un tablado para la
representación. Casi todas estas posadas quedaban en los suburbios o en
las carreteras de acceso a la ciudad.
Las
carretas de cómicos que transportaban los trajes y la utilería llegaban
a Londres buscando hospedaje en las posadas. Y mediante un trato con
el hospedero que participaba en las ganancias, a cambio de comida, el
patio de la posada quedaba reservado para ellos.
En la evolución del teatro, se supone que una etapa posterior fue utilizar toda la posada para el uso de los actores.
Numerosos financieros se ocupaban de las mejoras en los teatros. De las posadas a un edificio con fines teatrales hay un paso.
En
cuanto a la ubicación, hubo dos factores que determinaron que se
construyeran en las afueras de la ciudad: primero, la oposición de las
autoridades, que influidas por el pensamiento puritano, pensaban que el
teatro era un modo de deterioro de las costumbres, no sólo morales sino
físicas; segundo, la necesidad de no alejarnos mucho de la ciudad, para
tenerlos al alcance de la población. Estas razones en apariencia
contradictorias, explican cómo la construcción de los teatros estaba
supeditada a la: existencia de un vivo interés por el espectáculo, la
cantidad de público que asistía a ellos, por un lado, y por otro la
oposición que los puritanos ofrecían a este tipo de esparcimiento que
significaba un alejamiento del hombre de los principios morales
rígidamente interpretados por ellos.
Fue
tradicional las agrupaciones teatrales formada por niños, que llegaron a
competir con la de los adultos. Cuando llegaba el tiempo en que la
edad les hacía perder la voz, muchos de ellos, ingresaban en compañías
de adultos, donde realizaban el aprendizaje cabal del arte escénico y se
convertían en actores profesionales.
Además
de las representaciones en los teatros públicos, las compañías
prestigiosas lograban muchas veces que fueran invitados a representar en
la corte. Así ocurrió con la compañía de Shakespeare, durante los
reinados de Isabel I y Jacobo I. Las representaciones se realizaban en
salones acondicionados para ello. De esta costumbre, van a surgir los
teatros privados, se puede decir que las cortes, con sus salones, fueron
en realidad los primeros teatros privados. Esta costumbre luego se
extendió a las residencias de los nobles y a las universidades.
Los rasgos más sobresalientes del teatro isabelino son los siguientes:
* Se
produce en un momento en que llega a su declinación el drama medieval
reemplazado por un drama renacentista (notar que el renacimiento inglés
es mucho más tardío que el italiano o español)
* Era
un teatro popular, dirigido a un público heterogéneo que veía
representarse en el escenario sus propios problemas y hechos cotidianos
(se aprovecha todo, era una crónica de actualidades y una crónica
histórica)
* Los dramaturgos isabelinos no respetan las unidades artistotélicas de tiempo, lugar y acción: “libre de reglas”
* Había una alternancia en la obra, tanto de situaciones trágicas con cómicas; así como de poesía y prosa.
* Las mujeres no participaban como actrices, los papeles femeninos eran entregados a chicos y a jóvenes.
Si en Italia el actor gozó de cierta consideración, en Inglaterra la tradición puritana se mostró siempre hostil a los que participaban de un arte tan disoluto, mientras que en la católica Francia la Iglesia negaba los sacramentos a los cómicos. La intervención de las mujeres en los escenarios variaba: en Italia y España las actrices eran admiradas, pero en Inglaterra y en Alemania los papeles femeninos eran representados por muchachos.
Hay
que subrayar que a lo largo del período se otorgó una creciente
importancia a la preceptiva literaria, aplicada con no menos intensidad a
las obras teatrales. Las "reglas del arte" puestas en vigor
consistieron, principalmente, en la idea de verosimilitud, en el sentido
clásico del decorum (cada personaje debía comportarse según su
rango social), en la adecuación del estilo al tema (entre los tres
niveles posibles: lírico, épico o trágico y cómico o satírico) y, por
último, en las "tres unidades" de acción, tiempo y lugar. Esta normativa
se basaba en la Poética de Aristóteles, que se convirtió en un texto canónico insoslayable para la estética literaria.
A
finales del siglo XVI, durante el reinado de Isabel I de Inglaterra, se
construyeron en Londres los primeros teatros públicos y estables. Los
teatros isabelinos eran construcciones de forma octogonal o circular,
hechos de madera, con un patio central a cielo abierto y galerías
circundantes. Tenían aproximadamente 25 metros de diámetro exterior y
unos diez de altura.
En
el patio, los espectadores permanecían de pie. Sobre la plataforma del
escenario, en un piso superior sostenido por columnas, se encontraban
las dependencias para la maquinaria de efectos especiales y demás
accesorios de la tramoya. Aunque la acción dramática se desarrollaba
principalmente en el escenario, una galería situada al fondo del mismo
era empleada cuando la escena incluía un balcón (como en Romeo y Julieta) o lo alto de una muralla (como enMacbeth). En algunos teatros, una segunda tribuna más pequeña estaba destinada a los músicos.
Al
fondo del escenario, dos puertas permitían la entrada y salida de los
actores. En los teatros más evolucionados se situaba entre ellas un
segundo espacio, de reducidas dimensiones, denominado escenario
interior. Separado de la plataforma principal por una cortina, este
ámbito servía para recrear ambientes específicos, como dormitorios o
cuevas. Por medio de las trampillas distribuidas en el suelo del
escenario principal se representaban diversos efectos, como sepulcros o
apariciones.
Entre
los teatros que se construyeron destacan The Theatre (1576), The Rose
(1587), The Swan (1595) y The Globe (1599), que en su forma original o
bien reconstruidos permanecieron abiertos en la primera mitad de la
centuria siguiente. Hacia 1609 la compañía de Shakespeare se estableció
en el teatro privado de Blackfriars, aunque siguió representando en El
Globo. Este último, destruido por un incendio, fue edificado de nuevo en
1614.
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