La técnica dramática de la obra Romeo y Julieta constituye una excepción
a la estructura clásica grecolatina de tres actos, ya que está
dispuesta en cinco, de los cuales nos encontramos ante el segundo
(segunda escena).
Se nos presenta por tanto el inicio de éste segundo acto, en el que ambos protagonistas se encuentran. Romeo le propone matrimonio en secreto a Julieta (tan sólo se han visto un día) y la nodriza aparece llamando a la enamorada. La acción dramática por tanto, se trata de todo lo que ambos protagonistas llevan a cabo por su amor y cómo esto provoca el verdadero drama de toda la obra.
No todos los actos tienen el mismo número de escenas, ya que los dos primeros actos poseen más escenas y en cambio, los tres últimos son más rápidos al tratar el verdadero conflicto; por lo que este acto tiene un ritmo más lento debido a que introduce el ambiente.
En el teatro no existe un narrador, por lo que el autor hace uso de acotaciones para situar tanto a los personajes como al espectador. Sin embargo, a lo largo de esta obra las acotaciones son escuetas, por lo que el autor otorga libertad a los actores a interpretar el personaje de manera personal y más realista. Shakespeare apenas informa de las entradas y salidas de los intérpretes, lo que realmente es básico y necesario. Esta casi desaparición del autor dramático supone una modernidad dentro de la técnica dramática del teatro renacentista. Además, la escenografía era simple durante esta época.
Las descripciones que deberían aparecer en las acotaciones aparecen aquí en el diálogo de los personajes. Cada personaje posee un diálogo y una forma de expresión diferente, dotándolos de psicología y personalidad. Por ejemplo, Benvolio posee un diálogo plagado de metáforas, antítesis y cultismos. Mercutio utiliza juegos de palabras y Romeo se expresa de manera trágica y culta. En algunos momentos también aparecen monólogos en Julieta, el fraile, el príncipe...
Todo esto hace de ésta obra una obra polifónica y democrática, en la que muchas veces comentan y hablan y no todo depende del autor.
Se nos presenta por tanto el inicio de éste segundo acto, en el que ambos protagonistas se encuentran. Romeo le propone matrimonio en secreto a Julieta (tan sólo se han visto un día) y la nodriza aparece llamando a la enamorada. La acción dramática por tanto, se trata de todo lo que ambos protagonistas llevan a cabo por su amor y cómo esto provoca el verdadero drama de toda la obra.
No todos los actos tienen el mismo número de escenas, ya que los dos primeros actos poseen más escenas y en cambio, los tres últimos son más rápidos al tratar el verdadero conflicto; por lo que este acto tiene un ritmo más lento debido a que introduce el ambiente.
En el teatro no existe un narrador, por lo que el autor hace uso de acotaciones para situar tanto a los personajes como al espectador. Sin embargo, a lo largo de esta obra las acotaciones son escuetas, por lo que el autor otorga libertad a los actores a interpretar el personaje de manera personal y más realista. Shakespeare apenas informa de las entradas y salidas de los intérpretes, lo que realmente es básico y necesario. Esta casi desaparición del autor dramático supone una modernidad dentro de la técnica dramática del teatro renacentista. Además, la escenografía era simple durante esta época.
Las descripciones que deberían aparecer en las acotaciones aparecen aquí en el diálogo de los personajes. Cada personaje posee un diálogo y una forma de expresión diferente, dotándolos de psicología y personalidad. Por ejemplo, Benvolio posee un diálogo plagado de metáforas, antítesis y cultismos. Mercutio utiliza juegos de palabras y Romeo se expresa de manera trágica y culta. En algunos momentos también aparecen monólogos en Julieta, el fraile, el príncipe...
Todo esto hace de ésta obra una obra polifónica y democrática, en la que muchas veces comentan y hablan y no todo depende del autor.
Comentarios
Publicar un comentario